El campo atraviesa su peor agonía…

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela FM 90,9 que conduce Emilio Grande (h.).- Miles de productores tuvieron que abandonar la actividad para dedicarse a otros rubros muy distintos. Según un informe del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Rural Argentina, entre 2002 y fines de 2015 se perdieron 95.343 empresas agropecuarias, apenas menor a las 100.000 que se perdieron en los noventa.
Cientos de productores dejaron de serlo porque les fue mal varias campañas por cuestiones climáticas, quedaron endeudados y no pudieron levantarse, perdieron escala para seguir en carrera, se encontraron con una presión impositiva cada vez más asfixiante, trabas a la comercialización y falta de políticas que los rescaten.
Así debieron alquilar o vendieron su campo para meterse de lleno en actividades en las que jamás hubieran incursionado. Lejos del campo, lo hicieron para sobrevivir. Este fenómeno puede apreciarse detrás de un número que, en realidad, deja entrever historias de carne y hueso de ex productores.
El dato surge de los censos agropecuarios de 2002 y 2008 y de proyecciones en base a una fórmula de cálculo que realizaron en la entidad y que permite llegar a más de 95 mil productores menos que coincide con el kirchnerismo en el poder (2003-2015). A fines de 2015 serán 202.000 las empresas agropecuarias que quedarán en pie.
«Entre el censo 2002 y 2008 se perdieron, en promedio, 7.723 productores por año, es decir, 21 productores por día», expresó Ernesto Ambrosetti, economista en jefe de la Rural. «Entre 2008 y fines del 2015 estimamos que han desaparecido 7.000 productores por año, es decir, 19 productores por día, un 10% menos que entre 2002 y 2008», dijo.
Algunas de esas «políticas adversas»: retenciones, falta de competencia en los mercados por trabas a las exportaciones, falta de ajuste por inflación, ganancia mínima presunta y otros tributos, altos costos de insumos clave y distorsión de precios relativos, altos costos del transporte y una participación del Estado en la renta agrícola que supera el 95 por ciento.
Desde 2002 hasta la actualidad, uno de cada 20 productores que salieron de la actividad son productores tamberos. Esto tuvo un impacto social importante. «Son más de 5.000 familias o 15.000 personas que dejaron la actividad», remarcó Ambrosetti. No hace falta ir muy lejos para ver la crisis del sector. Dejaron de funcionar más de 400 tambos en los últimos dos años en el departamento Castellanos, siendo históricamente conocida como la principal cuenca lechera de latinoamérica.
Estamos frente una crisis terminal de la economía y el campo es un verdadero ejemplo de esta debacle. Faltan pocos días para las elecciones, votemos por los candidatos que busquen el bien común y un plan de salvataje para el sector agropecuario en forma urgente.

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