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«El calentamiento global afecta a todas las comunidades marinas»

Es la visión del rafaelino Cristian Lagger. Es biólogo y fue becado tres meses en la base Jubany de la Antártida Argentina. La temperatura promedio es de un grado. Su trabajo consistió en fotografiar a las comunidades hasta 25 m de profundidad. Hace 10 años no se veía ningún afloramiento rocoso desde la costa.Por Emilio Grande (h.)

El rafaelino Cristian Lagger fue becado durante tres meses a la Antártida Argentina entre fines de diciembre hasta hace unos días. «Mi trabajo consistió en hacer un resgistro fotográfico subacuático (con una máquina impermeable Nikono V con flash y película) de las comunidades bentónicas. El enfoque es, tratar de ver el cambio que se da en el tiempo en la región de Caleta Potter de la base Jubany, que es argentino-alemana, y el trabajo fue mixto», expresó a este cronista.
En diciembre último terminó la carrera de Biología en la Universidad Nacional de Córdoba, cuya tesis fue sobre «Invertebrados marinos de toda la plataforma Argentina». Actualmente, integra la cátedra «Ecología marina» en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC. Dos directores de la tesis trabajan con comunidades polares tanto en la Antártida como en el Artico desde hace unos 10 años.
Volviendo a la experiencia en el sur, «a la mañana había que preparar todas las herramientas de trabajo para los gomones de navegación y los botes. La temperatura promedio es de un grado y depende de los vientos que inciden en la sensación térmica. No se puede salir con más de 20 nudos (40 km por hora), cambia la dirección del viento y hay que suspender las actividades. Se hacían dos buceos y se volvía a la tarde», agregó.
Los muestreos se hacían a distintas profundidades como máximo a 25 m para estudiar comunidades de tunicados que pertenecen a la especie ascidias (organismos marinos filtradores). «El cambio que se estudia es la mayor temperatura por el calentamiento global, ya que los hielos del glaciar se retraen, hay una mayor sedimentación y afecta a todas las comunidades, con taponamiento de los filtros y la muerte de esos animales. Hace unos 10 años o más las comunidades van cambiando por esta retracción del glaciar. Es decir especies que antes eran predominantes a una determinada profundidad, son reemplazadas por otras más resistentes a esta sedimentación», sostuvo.

-¿Cuáles son las consecuencias de este cambio?
-Es lo que se quiere estudiar. Hay especies que no se sabe nada, cambian las comunidades a un ritmo demasiado rápido a lo que se estaba dando, que se debe al calentamiento global, se observan procesos de cientos de años a un ritmo de escala humana. Se trata de cuantificar ese cambio.

-Al intercambiar experiencias con otros científicos. ¿Cómo se trabaja para evitar el calentamiento?
-Se trabaja a nivel internacional con tratados como el de Kyoto (hasta el 2012) o con acuerdos sobre emisión de gas, sobre todo para que los países industrializados disminuyan la producción de gases en invernaderos. Los gases van a parar a la atmósfera, engrosan la capa atmosférica y hay mayor efecto invernadero (calentamiento) a pocos metros de la corteza terrestre, que hace cambiar la temperatura, produciendo un mayor deshielo y derretimiento de los glaciares. Hace 10 años no se veía ningún afloramiento rocoso desde la costa, glaciares inmensos con barreras de hielo, y está cambiando el lugar como islas nuevas rocosas que aparecen por esta retracción del glaciar. Hay que estudiar los procesos nuevos de colonización (fijación) de estos animales y las profundidades, cómo van cambiando a lo largo del tiempo.
A cinco metros están las algas, lapas, algunas estrellas y a 20 m esponjas, ascidias, para ver si esas comunidades cambian por la sedimentación aportada por los glaciares. Son comunidades muy cambiantes con períodos de longevidad cortos y se van retrayendo a profundidades mayores, que se debe al agujero de ozono. En enero el sol se ponía a las 2:30 de la mañana y a las 3 otra vez estaba apareciendo, casi 24 horas de sol; en febrero oscurecía un poco más y en marzo días más normales.

-¿Cómo influye sicológicamente?
-Es lo que más me costó, la adaptación. No tener noche, siempre de día, para dormir hacerme amigo del día con cortinas, con temperaturas de 1 ó 2 grados, son muy constantes los vientos de 40 nudos con nieve durante varios días o lluvia, no se puede hacer ninguna actividad al aire libre y se apela a los entretenimientos.

-¿Qué balance hacés de esta experiencia?
-Fue muy positiva, aprendés a relacionarte con otros científicos. En Jubany los militares hacen solamente la parte logística con una dotación que inverna. En setiembre empieza el «precap» (pre-camaña) con la llegada de los científicos y el ritmo de actividad es más lento hasta que llega la campaña del verano y luego se retiran los científicos.

-¿Cuáles son los riesgos mayores?
-Hay que tener mucho cuidado, tenemos un coordinador científico y en el buceo hay que tener cuidado con la temperatura porque te «mata» en 10 ó 15 minutos, hay que estar muy atento a la hipotermia. Jubany te permite caminar por muchos espacios de su geografía, con pingüineras y loberías. Está prohibido salir solo y se debe llevar una radio para comunicarse, anotar los horarios de salida y llegada. Los buceos se programan para media hora como máximo, pero llega un momento que se hace difícil, requiere mucha concentración, a los 10 minutos se te acalambran los pies; se hace difícil descambiarse en el gomón, hay que ponerse guantes de repuesto, gorro de lana polar, tomar café y comer chocolate para recuperar la temperatura. El único cuidado es con una foca leopardo -el deprador top en la antártida como el oso polar en el Artico- que tiene registros de ataques a buzos, se ven sobre los escombros de hielo y nunca las vimos debajo del agua.

Emilio Grande (h.)

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