Por Emilio Grande (h.).- El 1 de marzo de 1925 se reunió un grupo de vecinos apasionados y entusiasta por la actividad aeronáutica, incipiente en aquella época, en el Club Social de Rafaela. Fueron Francisco Soldano, Virgilio Fanti, Alberto Giménez, Juan Martegani, Emilio Barbesino, Sir Alegre, Eduardo Dutruel, Erasmo Poggi, Antonio Vera Sánchez, Emer Alegre, miembros de la comisión provisoria designados en la reunión preliminar del 28 de diciembre de 1924, según dice el acta de fundación.
En la oportunidad, fue elegido primer presidente Francisco Soldano. También estuvieron Juan Beapuy, Martín Oliver, Domingo Cordiviola, José Nidasio, Armando Romitelli. Los propósitos fueron «propender al engrandecimiento de la patria, divulgando por todos los medios la navegación aérea con sujeción a los estatutos que sean sometidos a aprobación de una asamblea general de socios», siendo uno de los más antiguos de la Argentina.
En sus inicios, la sede de la institución funcionó en el domicilio particular de Martín Oliver, mientras las reuniones se realizaron en el Café La Gloria. El primer aeródromo que contó esta institución estuvo situado a la vera de la ruta nacional 34, sector norte, donde hoy tiene sus instalaciones la Estación Experimental del INTA Rafaela.
Era una época donde el Estado, a través de la Secretaría Aeronáutica, fomentaba la actividad con el envío de instructores, combustible y material de vuelo. Según los archivos del club, una de las primeras mujeres de la ciudad en subir a un avión fue Ángela Simonetta de Soldano, cuñada del mencionado Soldano.
Uno de los hitos importantes de la aviación rafaelina tuvo lugar en 1926, cuando desde su aeródromo se realizó el primer ensayo de aeroaplicaciones del país. El objetivo de esta operación pionera fue combatir la plaga de langostas que azotaba los campos, sentando un precedente en la historia de la aviación agrícola en Argentina.
Después de 18 años sin plasmar el objetivo original de la creación del Aero Club, en 1943 se reorganizó, eligiéndose la nueva comisión directiva con Eugenio Ripamonti como presidente. En 1944 tuvo la bendición de Emilio Cerdán (cura párroco de San Rafael).
Consciente de la importancia de impulsar la actividad aérea, en 1947 el Congreso Nacional aprobó una ley de expropiación de terrenos para la construcción de aeródromos. En nuestra ciudad se expropiaron 170 ha ubicadas 2 km al sur del ejido urbano. El Estado nacional convocó al Aero Club de Rafaela para que arbitre los medios necesarios para la transformación de lo que era un campo un campo agropecuario en un aeródromo público.

El 15 de noviembre de 1953 el aeródromo fue trasladado a su actual emplazamiento en el km 218 de la ruta 34 (sector sur), realizándose la demarcación de pistas de aterrizaje, construcción de hangares para el estacionamiento de aeronaves de la institución y de particulares, construcción de torre de control, aerobar, entre otros.
La inauguración contó con una masiva asistencia de la comunidad rafaelina y la presencia de aeronaves de la Fuerza Aérea Argentina procedentes de Córdoba. Se inició con el izamiento de la bandera y el Himno Nacional, se ofició una misa de campaña y la bendición de las nuevas instalaciones a cargo de José A. Marozzi (párroco de San Rafael), apadrinando a Ana María Fernández de Chianalino, Antonia Baroni de Luchetti, Elza S. de Pellegrini, el intendente Domingo F. Albornoz el jefe de Policía Ángel C. Aimini y el secretario municipal Rafael R. Actis. Fue bendecida una imagen de la Virgen de Loreto y se colocó la piedra fundamental de la sede social. Se realizaron vuelos de bautismo, acrobáticos, saltos en paracaídas y vuelos en formación.

En la década de 1940, la rafaelina Margarita Monroig obtuvo su “brevet” (licencia) de piloto en la institución, destacándose como una de las primeras mujeres en lograrlo. En esos años nació la Escuela de Vuelo, que, si bien ya había formado aviadores en su ámbito, se formalizó en 1948 con el primer curso oficial de pilotos de avión.
El 24 de enero de 1948 se realizó en el salón y la pista del Club Independiente una reunión social, el “baile de los aviadores”, que tuvo repercusión popular, destacándose la elección y la coronación de la primera “reina de los aviadores”, Laura Dutruel, un hecho inédito en las instituciones aeronáuticas del país.
Desde la adquisición de su primer avión en 1943, un Porterfield Model 35 Flyabout, la flota del Aero Club evolucionó significativamente. A lo largo de los años, incorporó modelos como los Piper Cub, un Focke Wulf 44, un Miles Magister, un Boyero y varios Cessna, todos con instrumental mecánico. En la actualidad, dispone de aeronaves más modernas, incluyendo un C-152N, un C-172N Skyhawk II, equipados con instrumental digital y de menor costo de mantenimiento, lo que permite mejorar la instrucción de los futuros pilotos.
Durante la década del 70 el Estado suspendió el régimen de subvención a la actividad aeronáutica y propuso que las instituciones aerodeportivas debían generar sus propios medios para poder continuar. Entonces se decidió la construcción de piletas y canchas de tenis para incrementar los ingresos y así continuar con el mantenimiento del aeródromo.
En la entrada del Aero Club sobre la ruta 34 se erige como monumento simbólico un Lockheed Lodestar denominado “Estrella polar”, instalado el 2 de febrero de 1979, gestionado por el ex presidente Juan Giuliani ante la Fuerza Aérea.
Con el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, la aeronave se había deteriorado. Sin embargo, como parte de los festejos por el centenario de la institución, fue sometida a una importante restauración para recuperar su esplendor original y exhibirla en óptimas condiciones.
El presente y los festejos
“La meta de los 100 años fue terminar el avión que quedó muy lindo y todo el frente del Aero Club y la restauración del hangar”, destacó Gabriel Rivarossa, miembro de la comisión directiva y piloto desde hace más de 53 años, a este cronista.

Actualmente, la institución realiza sus actividades dentro del predio del Aeródromo de Rafaela, contando con tres pistas cortas, dos de ellas paralelas de 1.100 m de largo y otra de hormigón de 1.375 m, todas con balizamiento para vuelo nocturno. Tiene un taller de mantenimiento aeronáutico, torre de control y abastecimiento de combustible.
La escuela de vuelo prestigia a la organización con un flujo constante de aspirantes y un alto nivel de formación, posicionándose entre las más importantes de la provincia y el país. En 2023, obtuvo la certificación como Centro de Aviación de Instrucción Civil (CAIC) otorgada por la ANAC. Actualmente, ofrece los cursos de piloto privado de avión, VFR controlado, vuelo nocturno, piloto comercial de avión con HVI e ILS, piloto aeroaplicador e instructor de vuelo.
Además de su relevancia en la aviación, el Aero Club cumple un rol fundamental en la comunidad con más de 800 socios, que participan en diversas disciplinas deportivas y sociales. Sus instalaciones incluyen dos piletas, seis canchas de tenis, espacios sociales y un amplio predio con cancha de fútbol y áreas de recreación.
La cena centenaria será este sábado con la entrega de presentes. Debido al mal tiempo, fue suspendido el festival aéreo “Un siglo de alas y sueños” previsto para este fin de semana hasta nuevo aviso (posiblemente en abril), que tenía previsto el 2º encuentro de Tecnam, acrobacias con Sergio Malatini (biplano aerotec) y Emanuel Astesano, paracaidismo (equipo militar del Ejército, club de San Francisco), helicópteros (Bell uh huey II y Bell 412) y aviones tucanos de Reconquista), globo aerostático, exhibición de aeromodelismo, planeadores acrobáticos y Banda del Liceo General Belgrano de Santa Fe.
Fuentes: diario La Opinión, revista El Satélite, fotos del Archivo Aero Club Rafaela con la digitalización del Archivo Histórico Municipal de Rafaela.