Por Emilio Grande (h.).- María Magdalena había nacido en Magdala, una localidad de Israel situada en la costa occidental del lago de Tiberíades, vecina a la aldea de Cafarnaúm. Formó parte del primer grupo de hombres y mujeres que siguieron a Jesús; lo acompañó durante su ministerio público y llegó con él hasta Jerusalén. Fue testigo privilegiada de los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección; estuvo al pie de la cruz y fue la primera apóstol a quien Jesús le encargó el anunció de la resurrección. Es mencionada en varios pasajes del Nuevo Testamento.
Es considerada santa por la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa y la Comunión Anglicana que celebran su festividad el 22 de julio. En la carta apostólica “Mulieris Dignitatem” (1988), Juan Pablo II se refirió a ella como apóstol de apóstoles. El 10 de junio de 2016 la “Congregación para el culto divino” publicó un decreto por el cual se eleva la memoria de Santa María Magdalena al grado de fiesta en el calendario romano general por expreso deseo del papa Francisco. Es patrona de los peluqueros.
Sus restos se encuentran enterrados en la Basílica Saint Maximin-la Sainte Baumé (Francia). Doce siglos después de su muerte fueron encontrados por el Príncipe de Salerno, posteriormente coronado como el rey Carlos ll de Nápoles.
Cuenta la tradición medieval que María Magdalena llegó por barco al sur de Francia en compañía de María Salomé y María de José junto a Marta, su hermano Lázaro y otros cristianos de la primera hora como San Maximino. Ellos iniciaron la primera evangelización de la Provenza. San Maximino se convirtió en el primer obispo del lugar y María Magdalena se retiró de la predicación después de muchos años para entregarse totalmente a la oración y la penitencia en una gruta llamada “La Sainte Baume”. María Magdalena al intuir su muerte bajó de la montaña a la ciudad donde se ha venerado por siglos su tumba y la Basílica llegó a ser en la Edad Media el tercer lugar de peregrinación en Occidente después de Roma y de Santiago de Compostela.
Capilla en Rafaela
Debido a que la capilla del Hospital, bajo la advocación de Santa María Magdalena, se encuentra ocupada por cajas con materiales para combatir al coronavirus, hoy no se puede celebrar la fiesta en nuestra ciudad.
Conviene recordar que este casi centenario templo rafaelino fue reabierto el 11 de mayo de 2019, luego de 14 años de estar cerrado, a través de la obra llevada por “Amigos de la Capilla Santa María Magdalena” con una inversión millonaria y la colaboración de los rafaelinos.
Haciendo un poco de historia, esta capilla ubicada en el barrio 9 de Julio fue inaugurada el 24 de octubre de 1926, dedicada a Santa María Magdalena, en un terreno provincial, que fuera donado por Magdalena Grotter de Lorenzi. La piedra fundamental había sido colocada el 15 de octubre de 1925.
En la misa del 29 de noviembre de 2019 fue presentada una piedra traída desde la gruta llamada la «Sainte Baume», ubicada al sur de Francia, cerca de Marsella, donde vivió Santa María Magdalena, quien llegó por barco en compañía de otras dos Marías, María Salomé y María de José, junto con Marta y su hermano Lázaro y otros cristianos de la primera hora, como San Maximín, según la tradición cristiana medieval.
«Cuando empezamos con la idea de la restauración de la capilla, le pedimos a los frailes dominicos del convento Santa María Magdalena, que están custodiando el lugar desde hace siglos, entonces primero nos regalaron una reliquia de la santa y después nos dieron la piedra de la gruta donde está el altar», destacó el rafaelino Juan Manuel Sara, responsable de la Fundación San Juan, radicado en Alemania e integrante de «Amigos de la Capilla Santa María Magdalena».
Se trata de una piedra compuesta solo de material originario del lugar con un peso de 23 kg, proveniente de la cueva de la Sainte Baume, en la que se venera el lugar en el que vivió la santa en el primer siglo de nuestra era, siendo regalada por los frailes como reliquia para la capilla del Hospital «Dr. Jaime Ferré» de Rafaela, según Nicolás Faguer (doctor en Literatura y radicado en París) al dar fe de lo que recibió.
Al respecto, los integrantes de «Amigos de la capilla» están estudiando el lugar para ubicar la piedra y la reliquia en el interior del templo para su veneración. El año pasado se realizaron distintas actividades religiosas: el rezo del rosario los sábados a la tarde, la celebración de la misa mensual y la visita de la gente de lunes a viernes por la mañana. Una vez que esté nuevamente disponible el templo, continuarán las actividades para que siga teniendo vida espiritual y continuar el legado de los antepasados.