Por Emilio Grande (h.).- Este 7 de junio se celebra el Día del Periodista en la Argentina, en recordación de la Gazeta de Buenos Ayres, fundada por Mariano Moreno, fecha instituida en un congreso de periodistas realizado en Córdoba en 1938.
En aquel tiempo ni tampoco en la actualidad resulta sencillo ejercer esta profesión que es apasionante, porque demanda mucho empeño en la búsqueda de información y el chequeo de las fuentes, para así interpretar los hechos de la realidad con criterios éticos, en un contexto marcado por los nuevos paradigmas culturales y tecnológicos con la irrupción de las redes sociales y los desafíos de la Inteligencia Artificial, produciéndose el fenómeno social del prosumer, que son los productores y consumidores de noticias.
En el marco de la 59º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del 2025, el papa Francisco señaló: “debemos sanar de las enfermedades del protagonismo y de la autorreferencialidad, evitar el riesgo de discursos inútiles. Lo que logra el buen comunicador es que quien escucha, lee o mira pueda participar, pueda sentirse incluido, pueda encontrar la mejor parte de sí mismo y entrar con estas actitudes en las historias narradas. Comunicar de esa manera ayuda a convertirse en peregrinos de esperanza, como dice el lema del Jubileo”.
En este contexto, tenemos que seguir reflexionando sobre la función social de esta noble profesión. ¿Cómo decir la verdad en una sociedad cuyos intereses económicos buscan desplazar a la dignidad de la persona? ¿Cómo decir la verdad cuando los valores son pisoteados por intereses políticos y económicos? ¿Cómo decir la verdad cuando los sueldos de muchos periodistas no alcanzan para vivir dignamente y tenemos que trabajar en más de un medio de comunicación y agregar otras actividades?
Uno de los secretos centrales del periodismo es la permanente búsqueda de la verdad, que es una relación entre la realidad y la mente humana. Según el texto bíblico, “la verdad los hará libres” (Juan 8, 32) y a través de la libertad también se llega a la verdad en tensión, ya que uno de los criterios para distinguir la verdad del error es la confrontación de informaciones, opiniones, juicios e ideas.
Si no tenemos un periodismo independiente no puede hablarse de una sociedad democrática y en este concepto se encuentra la relación más conflictiva que la actividad periodística debe afrontar, que es la histórica relación de prensa y poder.
Por este motivo, el significado social del rol del periodista y los riesgos que el ejercicio profesional comporta fundamentan la exigencia de una ética de la responsabilidad en toda práctica profesional del periodista, que contribuirá decididamente en el servicio de la verdad y el bien común, y con un sentido crítico de la realidad.
En esta nueva etapa institucional de la Argentina a partir del 10 de diciembre de 2023, el presidente Javier Milei maltrata en público a diferentes actores sociales que no comulgan con sus ideas, opinando que “los periodistas son históricamente las prostitutas de los políticos. Si odiás al político, al periodista odialo más, porque en realidad es el que cobra el sobre para hacer la tarea que el político no hace”. Su Gobierno propone un “plan de inteligencia nacional”, que reveló el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación. La SIDE desarrollaría tareas de inteligencia sobre periodistas, políticos y economistas.
Más allá de la coyuntura, si en más de una oportunidad realizamos críticas a la dirigencia por sus malas prácticas, los periodistas tenemos también que hacer una autocrítica sobre actividades oscuras y en algunos casos poco dignas de nuestra profesión.
Ciertamente, los medios de comunicación y los periodistas tenemos distintas líneas editoriales, que se pueden compartir en un todo, en parte o en nada de sus contenidos escritos y audiovisuales.
Siempre hubo, hay y habrá un conflicto casi permanente con el poder de turno. La función periodística es ser un puente entre las autoridades de los distintos niveles y la gente de a pie, por más que se cuestione esta noble misión de informar, opinar e interpretar los hechos de la realidad con idoneidad profesional, respeto por el que piensa diferente y la permanente búsqueda de la verdad.
Finalmente, es bueno recordar un pensamiento del prócer Mariano Moreno: “Más vale una libertad peligrosa que una tranquila esclavitud”. Y en palabras del colombiano García Márquez: “La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido de un moscardón”.