Ecos: cuando la justicia no hace justicia

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela FM 90,9, que conduce Emilio Grande (h.).- Para graficarlo con todas las letras: es una vergüenza social… La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe rechazó una apelación presentada por los familiares de las víctimas de la «tragedia del Colegio Ecos» con 12 muertos, de ellos 9 estudiantes, una docente y el chofer y acompañante del camión que se estrelló contra el ómnibus, comprobándose que el conductor estaba ebrio, al ratificar la prescripción de la causa.
El recurso elevado al máximo tribunal era el último para llegar a alguna decisión, según puntualizaron familiares de las víctimas, ya que en el mes de mayo de 2015 la Cámara Penal de Rafaela había cerrado el caso, al resolver también la prescripción del mismo, lo cual ahora fue ratificado por la Corte, con fallo dividido.
Esta decisión de la Corte santafesina presupone la prescripción definitiva de la causa. Sergio Levín, padre de una de las víctimas y uno de los creadores de la fundación Conduciendo a Conciencia, que se formó después del accidente fatal en la ruta 11, a la altura de Margarita expresó indignado: «Para la justicia, luego de 10 años, nadie chocó, nadie tomó alcohol, nadie condujo mal, pero murieron 9 chicos y una docente. La causa tiene la particularidad de que en la vieja justicia de Santa Fe no existe querellante. El fiscal sólo puede apelar. Ahora eso cambió, pero la causa Ecos quedó en la vieja justicia. Hubo irregularidades. Un juez no le tomó declaración al imputado».
Según el expediente judicial, el camión de la empresa Sarita circulaba en zig-zag porque su conductor, Angel Soto, quien falleció tras el choque, se encontraba altamente alcoholizado. Un acompañante del camionero también murió por el accidente. El micro trasladaba alumnos, ex alumnos, profesores y directivos del colegio Ecos, de la ciudad de Buenos Aires, que retornaban de una actividad solidaria en una escuelita chaqueña de El Paraisal.
En 2013, el chófer del ómnibus donde viajaban los alumnos, Oscar Atamañuk, fue condenado por la Justicia de Reconquista a la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional e inhabilitación especial para conducir vehículos durante 5 años, por los delitos de homicidio culposo múltiple agravado y lesiones culposas agravadas en concurso ideal.
La causa movilizó a alumnos y padres del colegio, que lanzaron una campaña de concientización: el lema «Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser», se repite en los festivales que se organizan cada año. En octubre se cumplen 10 años de la tragedia.
A decir verdad, es una postal nefasta de la Argentina: ausencia de autopistas, falta de controles camineros, una justicia que muestra insolvencia profesional en las distintas instancias judiciales. ¿Cuánto tiene llevará revertir esta enfermedad institucional?

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