Por Emilio Grande (h.).- En el marco de la VI Semana de Rafaela, el domingo 25 de octubre de 1964 se inauguró el segundo monumento a la madre, en el primer cantero de bulevar Hipólito Yrigoyen. Su piedra basal se había colocado el 11 de octubre de 1957.
“Si larga fue la espera, la feliz concreción compensa con creces, porque al decir del pueblo las madres de Rafaela pueden estar muy orgullosas, porque el monumento a ellas dedicado es uno de los más hermosos del país», decía la crónica de La Opinión en la edición del día siguiente, ya que en esa época el diario era vespertino.
Estuvieron presentes delegaciones escolares con sus abanderados y escoltas, representantes de distintas entidades con ofrendas florales y numerosas personas con su flor (tal cual se había sugerido), como así también Julio César Vergottini, el pintor José Roig, el poeta Luis Masseroni, Héctor Scelza y Rómulo Borella, pertenecientes a la Orden del Tornillo que creó el recordado Quinquela Martín en el barrio porteño de La Boca.
Se inició el acto con el descubrimiento de la figura, quitándole el lienzo que le cubría el entonces intendente Rodolfo Muriel y el arquitecto Ricardo Remonda, presidente de la comisión pro-monumento (Agrupación Amigos de la clase 1913). La primera impresión de la madre y sus hijos en una sola pieza muy bien lograda arrancó una ovación desde los cuatro costados.
Enseguida procedió a su bendición el párroco de San Rafael José Tacca y luego Pilar Montón de Peterlín descubrió una placa cuya leyenda pertenece a su padre, Agustín Montón: “Mírala bien y no te olvides nunca… que si es grande el cariño hacia tu padre, más que cariño, veneración y amor le debes a tu madre”.
Después dijo unas palabras Remonda, quien reseñó la labor desde sus comienzos, agradeció a todos quienes colaboraron en la obra e hizo entrega del monumento al Intendente. Luego hablaron Muriel y Yolanda Montagna de Aimaretti.
Por último, hubo una suelta de globos y poesías a cargo de las niñas María Rosa Zenklusen, María Esther Furrer y Analía del Carmen Borgogno Báscolo, cerrando el acto se depositaron numerosas ofrendas florales.
En el Club 9 de Julio
El domingo 22 de marzo de 1964 se inauguró el monumento a la madre que erigió el Club 9 de Julio en sus instalaciones, constituyendo en ese momento la primera pieza de su tipo en esta ciudad. La figura muy bien lograda simboliza a una madre sentada con su hijito en los brazos. La ceremonia contó con la presencia de autoridades, representantes de diversas instituciones y numerosos vecinos.
El descubrimiento del monumento estuvo a cargo de Lina Defagot de Gunzinger (esposa del extinto Luis Gunzinger, uno de los fundadores del club), Clorinda de Palmieri (en representación de Dominga Giorgi de Tello, esposa del fallecido Alberto Tello, primer presidente de la entidad), Celina de Acastello y Elena de Ayuste.
Luego, el obispo diocesano Vicente Zazpe expuso conceptos profundos referidos a la circunstancia y procedió a la bendición. Acto seguido se depositaron junto al monumento varias ofrendas florales, siendo la primera en manos del presidente y vice de la institución, Domingo Fassi y Alfredo García.
A continuación, se pronunciaron los discursos. En primer lugar, lo hizo el autor de la feliz idea de realizar ese monumento: Benito Acastello. Después hablaron el citado Fassi, Amedia M. de Fassi (en nombre de las mujeres) y el doctor Marco Antonio Terragni (secretario de Gobierno y Hacienda, en representación del intendente Rodolfo Muriel).
Concluido el programa, un grupo de directivos julienses junto a Zazpe se trasladaron al Sanatorio Moreno, donde dejaron un ramo de flores a Doris Mezzadri de Giuliani, madre de los primeros trillizos rafaelinos.
Durante varias décadas este monumento estuvo ubicado en el interior del predio juliense sobre calle Ayacucho detrás de la tribuna de madera y hace unos años fue trasladado a la plazoleta Magdalena Bruno, ubicada en Bolívar y Ayacucho, frente a la sede social del «9».
Fuentes: La Opinión (1964), Archivo Histórico Municipal de Rafaela y Club 9 de Julio.