«Agradezco a Dios que me ha hecho vivir 100 años bien vividos», expresó doña Inés Manasero de Bertello a este cronista.
Parece que no cumpliera hoy sus primeros 100 años sino muchos menos por sus condiciones físicas y mentales: está casi jovial, habla moderadamente y sigue la conversación.
Nació en Fossano el 29 de noviembre de 1907, vino de Italia cuando tenía dos años, con sus padres María Tassone y Santiago Manasero y sus hermanos Mauricio, José, Juan, Magdalena y Pedro Veglia (hermanastro, hijo del primer matrimonio de la madre).
El primer destino en el país fue Castellanos (vecino a San Antonio), para trasladarse luego a Colonia Bigand y a Egusquiza. Se casó en Susana con Pedro Bertello y se instalaron en un campo cercano al pueblo y, finalmente vinieron a Rafaela hace más de 21 años.
«Los inmigrantes vinieron como muchos para «hacer la América», pero en realidad hicimos todo tipo de trabajos, desde ordeñar a mano hasta colaborar en la yerra y la vacunación, con actividades en la quinta y la cría de unos 100 animales (gallinas, pollos, gansos, pavos)», agregó.
Ahora, menos que antes, realiza labores de cocina y también lava los platos, lee poco por problemas en la vista, para ir al baño se las arregla sola. Desde que está viuda «no tuvo admiradores», bromea.
-¿Cuáles son los secretos para llegar al primer centenario de vida?
-Como bien y tengo algunos problemas como todos, en mi caso me afectó un poco la pérdida de mi marido y de mi hija Elma (se casó con Evelio Bertuzzi); tengo otras dos hijas, Erminda (casada con Luis Bittel, fallecido) y Delia (con Elvio Imfeld).
Tiene cuatro nietos: Carlos y Olga Bittel, Daniel Imfeld y María Inés Bertuzzi; seis bisnietos Valeria, Guillermo, Juan Manuel, Dangelo, Javier y Emilia; y dos tataranietos.
Actualmente, Inés vive en calle Eduardo Oliber 361 con su yerno Evelio, su nieta María Inés casada con José Restelli y el hijo de ambos, Dangelo.
Sueño incumplido
A decir verdad, doña Inés nunca más volvió a sus pagos de Fossano (hermanada con Rafaela en 1996), en la provincia de Cúneo, y con el paso del tiempo perdió los contactos con familiares. De todas maneras, cuando vinieron grupos de fossanenses a la Perla del Oeste fue invitada para compartir gratos momentos.
«Me hubiese gustado volver pero mi papá era muy humilde económicamente», confesó. Y agregó: «ahora desde acá van muchos para allá».
Su vida transcurre con un desayuno a las 9 de la «mattina», al mediodía come mientras escucha el boletín de LT 28 en AM y no duerme siesta para poder mirar algunas telenovelas.
Ante la consulta sobre los cambios generacionales en las últimas décadas, doña Inés -con la sabiduría de la vida- aclara: «hoy no está bien la juventud porque dice una cosa y hace otra; en cambio, antes los jóvenes eran más serios con los padres y había mucho más respeto».
Para este especial acontecimiento, este domingo al mediodía será agasajada en el campo complejo «Recreo Aurora» cerca de Susana, con una concurrencia estimada en un centenar de familiares.
Emilio Grande (h.)
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 29 de noviembre de 2007.