Por Alicia Riberi.- Cierro los ojos y veo pasar infinidad de imágenes que me causan mucho dolor.
Un mundo que ha perdido el rumbo y nuestro país que no se ha quedado atrás, sino que por el contrario desafía el poder de Dios.
El amor es el antídoto contra este gran flagelo, pero pareciera que estamos anestesiados y aferrados cada uno a su propia realidad, ya que nos hemos vueltos temerosos, egoístas y nos enfrascamos en nuestros propios problemas. No hemos descubierto aún que compartir el dolor del otro nos ayuda a construir una vida diferente y duelen menos las heridas propias.
La gente padece hambre, pero como yo no lo padezco no existe; se descartan vidas humanas, pero como yo no lo hago no existe; se destruyen familias enteras, pero como la mía todavía está en pie no existe; los remedios oncológicos a muchos no les llegan y mueren pero como a mí no me pasa, no pasa; ancianos y niños abandonados a su suerte, pero como yo no lo veo, no pasa; delincuentes libres y presos inocentes, pero como no me ataña, no pasa.
¿Qué debemos esperar, que no tengamos de comer, que no nos lleguen remedios, que no crezca más la humanidad porque maten sin piedad a todos los niños que intentan tener voz y se la quitan, que seamos ancianos solitarios, que un delincuente nos mate a alguien que amamos mucho y ya no haya remedio, que pongan preso a un ser querido por odio o por ideología y los que tienen que escuchar no escuchan, que se destruya por completo el medio ambiente que Dios creó de manera tan perfecta, que los poderosos crean que pueden llevarnos adonde quieren como un manso rebaño? Les digo: si no abrimos los ojos y volvemos la cabeza y el corazón a Dios, estamos acabados.
Despertemos, aún estamos a tiempo. Dios, como lo conciban, nos regaló un espacio perfecto, un tiempo perfecto, posibilidades enormes ¿y qué hicimos?, las desafiamos, pensamos que podíamos ser más que Dios ¿y qué pasó? La humanidad va camino a la debacle por un grupo de personas que se creen dueñas del mundo y digitan todo, pero les tengo una noticia, hay alguien que sabe todo lo que hacemos e interviene en el momento perfecto. Algunos preguntan: ¿Por qué Dios no actúa? Dios sí actúa, pero si nos entregamos y confiamos en Él. Nos hizo libres de elegir otro camino, si elegimos caminar por una cornisa, si no respetamos normas morales básicas, si no cuidamos nosotros nuestra salud y nuestra propia vida, si no usamos el sentido común, deberemos asumir las consecuencias de nuestros propios actos.
La cuaresma es y será una gran oportunidad para cambiar el rumbo de la humanidad y la Pascua es la gran oportunidad de unirnos definitivamente a aquél que nos salvó.
A todos humildemente los invito a crecer en nuestra fe en Dios, sin Él no hay futuro, no hay cambio, el amor perece y perece la humanidad.
Esta Pascua, una vez, más nos invita a ser hermanos, a unirnos, a luchar juntos por una Patria en valores y en paz, para desterrar el poder de los que odian y hacen daño. A todos nos llega el final, a los que gobiernan, a los que legislan, a los que dicen que imparten justicia, a los poderosos y a los que no tienen nada. Lo que nos hace diferentes es cómo partimos, si solos y angustiados y con una sensación de culpa que duele, o en paz, con la serenidad del que siente, que al menos ha intentado hacer las cosas bien y en gran parte lo logró.
¿De qué lado nos gustaría estar el día que sorpresivamente llegue nuestro final? ¿Nos gustaría unirnos todos a la patria celestial prometida o perdernos definitivamente por elección propia?
Feliz Pascua de resurrección para todos lo que siguen a Jesús y para los que no es mi esperanza que vuelvan los ojos a Cristo, que es camino, verdad y vida para siempre. Él hace nuevas todas las cosas…