Cristina contradictoria en el Congreso

Se trata del editorial del programa "Sábado 100" por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). Fue un discurso ambiguo y contradictorio de la Presidenta. Para el bien del país es necesario que venga otro Gobierno más democrático y menos sectario, que busque el bien común y no los intereses sectoriales.

En el último discurso de su mandato frente a la Asamblea Legislativa, la presidenta Cristina Kirchner procuró dar muestras de autoridad y de continuidad en la gestión. Lanzó una dura advertencia a los gremios al alertar que no será “cómplice de maniobras” que perjudiquen a los trabajadores, insistió en que el índice de inseguridad se redujo respecto de 2008, rechazó una devaluación de la moneda, la asignación universal a las mujeres embarazadas y reclamó leyes al Congreso.
Jugó al misterio sobre su posible reelección y desautorizó a los sectores kirchneristas que alientan una reforma de la Constitución para que ella pueda seguir en el poder más allá de 2015. “¿A quién se le ocurre lo de la reforma constitucional?”, preguntó en voz alta y sembró un interrogante sobre su futuro inmediato. “¿Alguno me ha escuchado a mí decir que voy a ir a la reelección en 2011? Así que no se hagan los rulos. Lo que están tratando de hacer es campañas difamatorias, distractivas”, enfatizó.
Se refería al terremoto que causó la diputada oficialista Diana Conti cuando admitió -aunque luego desmintió sus propias palabras- que en el kirchnerismo se estudia la idea de una reforma constitucional.
Esta acción pública es muy similar a la época del menemismo en los finales del segundo mandato cuando sus voceros impulsaban la reelección indefinida que por bien del país no se concretó.
Pese a que la Presidenta no dio certezas sobre su posible reelección, su discurso y el clima festivo que se vivía dentro y fuera del Congreso ofrecían claras señales de su continuidad. Hizo alusión permanente a su marido fallecido, el ex presidente Néstor Kirchner, al que elogió como fundador del “modelo”. “La Argentina registra el crecimiento económico con inclusión social más importante de sus 200 años de historia”, exclamó. Decir semejante afirmación es tirar por la borda la historia argentina porque la supuesta distribución de las riquezas es una farsa: hay más de un 30% de pobres y es 30 veces entre el que más gana respecto a los ingresos de los más pobres.
Lo más llamativo fue la inusual dureza con que reprobó las medidas de fuerza que aplican algunos gremios. “Los sectores sindicalmente organizados vinculados a servicios y a tareas no pueden someter de rehenes a usuarios y consumidores”, sostuvo la Presidenta.
“Más vale tarde que nunca”, dice el refrán. En estos casi 8 años se alentó el piqueterismo, el corte de calles y de rutas, afectando a miles de argentinos, incluido el paro del campo y el reclamo medioambiental en Gualeguaychú.
En definitiva un discurso ambiguo y contradictorio de la Presidenta. A decir verdad, para el bien del país es necesario que venga otro Gobierno más democrático y menos sectario, que busque el bien común y no los intereses sectoriales.

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