Por Emilio Grande (h.).- Durante 6 días se realizó la 20º edición del Festival de Teatro con 30 obras teatrales (en 2024 fueron 21) de Buenos Aires (43%), Córdoba, El Bolsón, Hurlingham, San Bernardo, Barcelona, Rosario, Santa Fe, Funes, Capitán Bermúdez y Rafaela (fueron 6), en 56 funciones, que se presentaron en salas tradicionales, lugares alternativos y no convencionales, como así también en la subsede de Suardi (13º edición) con 3 obras.
Con el paso de los años, este festival se convirtió en un espacio cultural local y regional con una masividad de público que agota las entradas, permaneciendo en el tiempo como política de Estado, más allá del gobierno de turno, porque el 10 de diciembre de 2023 asumió la Intendencia Leonardo Viotti en reemplazo de Luis Castellano.
En esta oportunidad, el actual Intendente habló en la apertura y cierre del festival en el Cine Teatro Belgrano. Tras admitir el momento difícil para llevar adelante este emprendimiento cultural, destacó la decisión política de sostenerlo en el tiempo, pero omitió mencionar que se inició y perduró en otras administraciones municipales de distinto signo político.
En esta última edición, la programación incluyó una diversidad de propuestas para chicos y grandes, en algunos casos muy buenas en contenidos y actuaciones, pero hubo algunas obras que no estuvieron a la altura de las circunstancias, según lo testimoniado por algunos críticos que concurrieron al festival.
Más allá del cambio de color político municipal, se mantiene la matriz organizativa en pocas personas, conducido por Gustavo Mondino y el apoyo municipal del coordinador de Cultura Martín Lopetegui y de la secretaria de Educación Norma Becchio.
A decir verdad, en varias oportunidades propuse la creación de una comisión técnica del festival, con la participación de directores teatrales, dramaturgos y otros actores de la cultura rafaelina para seleccionar las obras y los lugares. Así, se evitaría que la selección recaiga en pocas manos, como viene sucediendo desde 2005, quienes priorizan sus gustos y estéticas por encima del bien común del festival.
Que quede bien claro: no se está en contra de la libertad de expresión, que está garantizada por la Constitución Nacional. Lo que se critica es exhibir determinadas obras en un festival con trascendencia nacional, siendo financiado por la Municipalidad de Rafaela y el Gobierno Provincial, más el aporte de auspiciantes y la venta de entradas. Tampoco se rinde cuentas sobre el financiamiento. El Instituto Nacional del Teatro no apoyó esta movida cultural como lo hizo hasta el 2023 incluido por decisión del gobierno nacional.
Finalmente, pensando en 2026, hay que repensar quiénes seleccionarán las puestas teatrales y los lugares donde se presentan, sumado a clarificar el financiamiento, en orden a mostrar las cuentas claras de ingresos y egresos.