El monto de la colecta anual de Cáritas en las ocho parroquias de Rafaela fue 71.007,65 pesos, lo que representa un incremento del 2% respecto a la campaña realizada el año último (69.675,85 pesos), según informaron fuentes confiables a este cronista.
A continuación se expresa lo recaudado en las parroquias: Catedral San Rafael 30.402,75 pesos, Fátima 5.306, San Antonio 7.098, Guadalupe 6.210,15, Sagrado Corazón 6.843, San Cayetano 4.947,50, Santa Rosa 4.622 y San Pedro-Santa Josefa 5.578,25.
«Lo más importante no es el dinero que es consecuencia del trabajo sino cuánto se moviliza la comunidad cristiana en repartir sus bienes y así generar más conciencia que los bienes pueden servir para ayudar a otros», expresa Blanca Serniotti, directora de Cáritas Diocesana.
La recaudación se distribuye en tres partes iguales: Cáritas Nacional, Cáritas Diocesana y Cáritas Parroquial, cuyos fondos se destinan al sostenimiento de centros comunitarios de atención integral, jardines maternales, trabajo con personas en situación de calle, capacitación laboral y de voluntarios, micro-emprendimientos productivos y de autoconsumo familiares, autoconstrucción de viviendas, promoción de espacios educativos y de salud integral, formación ciudadana, prevención y atención de emergencias climáticas, entre otros.
«Cada parroquia le pone un rostro para distintos emprendimientos como costura de ropa, micro-emprendimientos, huerta comunitaria, horno de pan, pastas, cocina comunitaria», agrega.
Un porcentaje que le corresponde a Cáritas parroquial también se destina para el Hogar de Tránsito Nazareth que funciona en calle Bernardo de Irigoyen (a la vuelta de la parroquia Sagrado Corazón) que sirve de alojamiento para aquellos que llegan a Rafaela por razones de salud o algún trámite y no cuentan con recursos económicos.
Por su parte, Cáritas Diocesana prioriza la ayuda y el acompañamiento de los proyectos parroquiales en la medida en que estas últimas tengan problemas económicos. En tanto, Cáritas nacional colabora con otros lugares del país en situaciones de emergencias como puede ser una inundación.
Hay que decir que la demora en esta recaudación se debe a varios factores: el conteo del dinero y su rendición son lentos porque este trabajo se hace ad honorem (todavía faltan datos de las parroquias del resto de la diócesis de Rafaela que abarca los departamentos Castellanos, San Cristóbal y 9 de Julio) y, además, hubo cierta restricción en dar la información de algunos lugares consultados.
La metodología empleada fue a través de la entrega de sobres en las misas y la recorrida domiciliaria con una alcancía a cargo de voluntarios de cada parroquia.
Esta colecta se realizó entre el 13 y 14 de junio últimos en todo el país bajo el lema «Es posible, tu solidaridad transforma. Compartir nos hace bien». Previamente se realizaron unos talleres a fines de abril en nuestra ciudad (decanatos 3, 4 y 5) y Ceres (decanatos 1 y 2) con la participación de unos 80 asistentes en total.
«Estuvo destinado a los voluntarios de Cáritas, jóvenes, catequistas y misioneros. La idea fue planificar la motivación, el método de trabajo y la organización, como así también una evaluación posterior sobre si pudimos crecer y abrirnos a otras áreas pastorales», destaca Valeria Rodríguez, integrante del grupo de animación de Cáritas.
LECTURA CUALITATIVA
En cuanto al análisis cualitativo de los números citados la mitad de las parroquias rafaelinas aumentó la recaudación respecto al 2008:
Guadalupe (6.138,65 el año último), Santa Rosa (2.200), San Rafael (29.583) y San Cayetano (3.430). Hay que decir son 4 lugares de clase media, media alta y media baja, sobresaliendo la del barrio Villa Rosas al duplicar el monto.
En tanto, las restantes disminuyeron: Fátima (6.204), San Pedro-Santa Josefa (6.495,65), Sagrado Corazón (7.977) y San Antonio (7.647,55). Se puede reflexionar en que bajaron las tres primeras por sus contextos sociales castigados, pero las dos últimas tienen una preeminencia de clase media y en menor medida media baja.
Se pueden hacer distintas lecturas pero incidió poco o mucho la situación económica de la gente a la hora de compartir. De todas maneras, sobresale la recaudación de la parroquia San Rafael que tiene un amplio radio territorial (barrios Mosconi, Pizzurno, San Martín, 30 de Octubre, Ilolay y parte de 9 de Julio) y el nivel socioeconómico de su población está formado por clases media, media alta y media baja.
Si se compara el total de la recaudación con la población rafaelina estimada en casi 100.000 habitantes se deduce que cada persona aportó menos de un peso. También es cierto mencionar que la mayoría de la gente está bautizada en la Iglesia Católica, pero a decir verdad el 10% participa activamente en las misas de los fines de semanas y tiene un compromiso religioso.
Al mismo tiempo, un aspecto que diferencia los católicos de otros hermanos cristianos (evangélicos, protestantes, bautistas) es que estos últimos tienen una clara conciencia del «diezmo» expresado por Dios en la Biblia que lo llevan a la práctica.
A decir verdad, los cristianos y la gente de buena voluntad van tomando mayor conciencia en colaborar en esta colecta en los últimos años (la idea evangélica que dice: «hay más alegría en dar que en recibir»), ya que es reconocido el destino de los fondos para el sostenimiento de proyectos de Cáritas y no quedan en el camino como suele suceder en otros ámbitos de la burocracia estatal.
Tampoco hay que olvidar la incidencia de la inflación cuyos datos vienen siendo manoseados por los funcionarios nacionales en las mediciones del INDEC que varían notablemente respecto a las privadas, por lo cual es difícil estimar si con esta nueva colecta se pueden financiar más cantidad de proyectos, igual o menos respecto al 2008.
Emilio Grande (h.)