Hoy, la Iglesia celebra la Solemnidad de Cristo Rey, Jesucristo, Rey del Universo, que cierra el Año Litúrgico.
A continuación, ofrecemos un artículo de D. Alejandro Gratacós, sobre el origen y significado de esta festividad.
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1925… el mundo de entreguerras da la espalda a Dios. El laicismo se va imponiendo en varios estados, y la paz no llega, a pesar de los “felices años 20”.
El Papa Pío XI ve clara la causa de esta tensa paz, y dedica su segunda encíclica, titulada Quas Primas (11-12-1925), a abrir una senda para la sociedad de su tiempo… y para los cristianos de todos los tiempos: se trata de la fiesta de Cristo Rey.
La encíclica Quas Primas se redactó, entre otros motivos, con ocasión del XVI centenario del I Concilio de Nicea, que había declarado la cosustancialidad del Hijo con el Padre y había añadido unas palabras en el Credo: “y su reino no tendrá fin”. En efecto, Jesús es Rey. El Reino de Cristo, ésta es la solución: “la paz de Cristo en el reino de Cristo” era uno de los lemas, porque “no hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar la paz que procurar la restauración del reinado de Jesucristo” (Quas Primas, n. 1).
¿En qué consistía entonces el Reino de Cristo? En 1925 se veía ante todo como un remedio eficacísimo frente al laicismo que afectaba a la sociedad humana. La fiesta invitaba, entonces, a impulsar a la sociedad a volverse hacia Jesucristo, verdadero Rey, y proclamar el deber de adorar a Cristo también a magistrados y gobernantes.
La fiesta de Cristo Rey se fijó en el último domingo del mes de octubre, el que antecede a la festividad de Todos los Santos.
Años más tarde, en 1969, Pablo VI modificó el nombre de la fiesta y el día de su celebración: pasó a llamarse solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, y su celebración se pasó al último domingo del año litúrgico.
El lugar donde Cristo realmente quiere reinar
En el año 2020 las relaciones entre la Iglesia y el Estado han cambiado de matiz, e incluso la imagen del reinado de Cristo en las estructuras temporales nos puede resultar un poco anticuada.
Sin embargo, la fiesta de Jesucristo Rey del universo tiene un sentido aún más profundo. Con esta fiesta, situada al final del año litúrgico, Jesús nos quiere revelar Su último secreto, el mensaje que se deja para los últimos momentos: «el verdadero lugar donde quiero reinar es en tu cabeza, en tu corazón y en tus acciones: quiero reinar en ti». Es, podemos decir de forma figurada, como la última Voluntad del Rey para nosotros.
¿Dónde encontramos este secreto? En las lecturas del Evangelio de las solemnidades de Jesucristo, Rey del universo[1].
Fíjate bien en los tres mensajes:
1. Jesús quiere reinar en tus acciones
Es el Evangelio de la Misa de hoy (Mt. 25, 31-46). Jesús nos cuenta cómo será el juicio final (se le escapa otro secreto…): separa a las ovejas de las cabras, a los buenos de los malos. ¿Con qué criterio? Por sus acciones: “porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber… porque cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, conmigo lo hicisteis”.
La pregunta es: ¿quién reina en tus acciones?, ¿sirves a los demás? Porque sólo si sirves, reinas con Jesucristo; ése es el pacto. “No sirve para vivir el que no vive para servir”[2], nos recordaba el Papa hace pocos días, repitiendo la misma frase hasta tres veces. Jesucristo, Rey de tus acciones.
2. Jesús viene a reinar en tu inteligencia
Ahora nos vamos al Evangelio de San Juan (Jn. 18, 33b-37). Conversación tensa entre Pilato y Jesús. Pilato no sale de su asombro, porque ve la serenidad de Jesús ante la acusación injusta, ante la sinrazón del pecado… y todo eso, ¡siendo Rey!
¿Qué clase de Rey acepta semejante humillación? Jesucristo, un Rey humilde que ama la Voluntad de su Padre… aunque en ese momento no se pueda entender.
La humildad: una luz en la oscuridad absoluta. Jesucristo, Rey de tu inteligencia, aunque no puedas entender…
3. Tú reinas en el corazón de Jesús
Por último, es Lucas quien nos desvela el tercer mensaje (Lc. 23, 35-43). En el Calvario. Jesús está a punto de morir junto a dos ladrones. En el último suspiro, Dimas le hace una petición al Corazón de Jesús: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino” (Lc. 23, 42)
Jesús se salta todos los protocolos y normas, y canoniza al primer santo de la Iglesia que está a punto de nacer: el primer santo, Dimas el ladrón, porque supo robar el Corazón de Jesucristo con una petición in extremis. Jesucristo, Rey que quiere gobernar en tu corazón, sólo si tú le dejas.
Ya tenemos los tres lugares donde Jesucristo quiere reinar, más que todo el universo junto. Jesús quiere reinar en tus acciones por el servicio, en tu inteligencia por la humildad y en tu corazón por tu amor confiado.
Un Reino por el que vale la pena entregar la vida, ¿verdad?
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[1] Hemos escogido los Evangelios correspondientes a los ciclos A, B y C de la festividad de Jesucristo, Rey del universo.
[2] Francisco, homilía en la Jornada Mundial de los Pobres, 15-11-2020
Fuente: https://es.zenit.org/2020/11/22