Conjugar el verbo amar en nuestro acontecer diario, es la mejor manera de cultivar la aspiración por quererse, para restituir el camino existencial e instituir en nuestra savia la ofrenda conciliadora.
Testimonió el obispo diocesano Pedro Torres en la Catedral, durante la homilía de la última cena en la que Jesús hizo el lavatorio de los pies y la institución de la eucaristía. “Tenemos que abrir el corazón a sus gestos, que nos invitan a comulgar con él”, agregó. Este viernes a las 17:00 celebración de la pasión del Señor y a las 20:00 vía crucis de la ciudad alrededor de la plaza 25 de Mayo.
Ante una asamblea formada por reclusas y personal penitenciario, en su homilía en la misa de la cena del Señor en la cárcel femenina de Rebibbia, Roma, recordó que con el gesto del lavatorio de los pies Jesús nos hace comprender la vocación de servicio y ante la traición de Judas nos recuerda que Dios perdona todo siempre.
Las principales celebraciones de la Semana Santa se resumen en la misa de la cena del Señor, la conmemoración de la pasión y la solemne Vigilia Pascual.
Expresó el obispo Torres en la plaza 25 de Mayo, poniendo como ejemplo la fecha del 24 de marzo: “48 años hoy las heridas que todavía no cierran”. Y no se quedó con el pasado: “qué bueno si caen los muros de la corrupción y de la violencia que tanto daño nos han hecho y nos hacen”. En la Catedral, dijo que “la Pascua es una invitación a la paciencia, a descubrir que la oración tiene que transformar las angustias y el dolor en esperanza”.
El obispo diocesano animó a «dejar resonar en el corazón: ‘El Señor me ha ungido'», y pidió que el Espíritu dé la gracia y la paz «nos permita conocer a Jesús, seguir a Jesús, amarlo y hacerlo amar».
La ceremonia fue presidida por el obispo Torres que incluyó procesión y misa. El templo fue refaccionado con aportes de la Comuna. Fueron entrevistados el párroco Antonio Grande, el escritor Agustín Aimar y la presidente comunal Jorgelina Sicardi.
“El Espíritu Santo es aquel que nos guía hacia donde Dios quiere”, son palabras del Papa pronunciadas en este camino sinodal de la Iglesia y signo permanete de su pontificado.
A la multitud congregada en la plaza de San Pedro para la audiencia general, el Papa invitó a aprovechar la Cuaresma para luchar contra este mal, detrás del cual «se esconde el pecado radical, la absurda pretensión de ser como Dios». El «verdadero remedio» es la humildad.
“El coraje de los mártires, el testimonio de los mártires, es una bendición para todos». En la nueva edición del video del Papa, pide rezar por los nuevos mártires de este tiempo, para que “contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero”. Un mártir es un cristiano que da testimonio del Evangelio hasta la muerte sin recurrir a la violencia.
