
“La felicidad no es tener ni competir, sino un corazón puro para contemplar a Dios”
Testimonió el obispo Torres durante el sermón de la misa crismal en la Catedral, concelebrada por el presbiterio diocesano, que renovó las promesas sacerdotales. Se bendijeron el santo crisma y los óleos para los enfermos y los catecúmenos. Mencionó que se bautizaron 45.000 rafaelinos en la pila bautismal a lo largo de la historia.