Una fuente de dolor expansiva y creciente
El mercado oferta tantos trabajos indecentes que nadie puede quedarse indiferente, cuando menos ante el día internacional de los trabajadores. Hay quien llega a odiar la vida por el trabajo que tiene. El propio sistema lo considera un engranaje más de la producción, una maquina sin sentimientos.
Por Víctor Corcoba Herrero (Granada, España)