Canonización del Cura Brochero, un llamado a la unidad

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela FM 90,9 que conduce Emilio Grande (h.).- El cura Brochero es el primer santo auténticamente argentino durante una ceremonia histórica presidida por el papa Francisco, quien leyó la fórmula en latín que elevó a Josephum Gabrielem del Rosario Brochero al máximo honor de los altares, ante unas 80.000 personas en la plaza San Pedro del Vaticano.
Nacido el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, Brochero fue un verdadero «pastor con olor a oveja» comprometido con el anuncio del Evangelio y en la educación del pueblo, que divulgó la práctica de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. «Empeñado para favorecer el desarrollo del territorio, promovió la construcción de iglesias, capillas, escuelas rurales y caminos rurales», dijo el cardenal Angelo Amato, prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos, recordando que el «Cura Gaucho» murió ciego y leproso.
También estuvieron presentes Nicolás Flores Violino, el niño que inexplicablemente se salvó de un gravísimo accidente de tránsito gracias a un milagro por intercesión del Cura Brochero, que llevó las ofrendas. Y Camila Brusotti, la niña sanjuanina que sin explicación científica logró recuperarse luego de ser salvajemente golpeada por su madre y su padrastro. Su abuela Marina Bertaggia de Ríos llevó una reliquia del nuevo santo, hasta el altar para que fuera venerada.
El Papa argentino recordó que los santos son hombres y mujeres que entran hasta el fondo del misterio de la oración. «Hombres y mujeres que luchan con la oración, dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos; luchan hasta el extremo, con todas sus fuerzas, y vencen, pero no solos: el Señor vence a través de ellos y con ellos», sostuvo.
El sacerdote Alejandro Sola de la diócesis de Rafaela estudia Licenciatura en Teología Fundamental en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, expresando que es “un hombre enamorado del Señor y de su pueblo, apasionado por vivir a fondo su vocación sacerdotal. Su devoción profunda, su caridad pastoral, su escucha atenta a Dios y a las necesidades espirituales y materiales de aquellos a quienes se le confiaba, su compromiso social, la chispa de su ingenio pastoral; la capacidad de ver más allá, de un modo grande y profético que no abandonó nunca la situación inmediata y concreta del hermano que tenía adelante; la capacidad de transformar desafíos y adversidades en nuevas oportunidades pastorales”.
A decir verdad, este «cura gaucho» fue famoso por evangelizar a lomo de mula a la pobre gente de campo, compartiendo su vida con ellos y promoviendo su elevación humana y religiosa. Frente a tantas enfermedades sociales de la Argentina, ¿puede el Cura Brochero servir como ejemplo para la unidad del pueblo en la diversidad…?

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