Por Emilio Grande (h.).- Uno de los males comunes de los argentinos es la impuntualidad respecto a los horarios convenidos oportunamente. Es más grave aún si los que dan el mal ejemplo son las autoridades o tienen alguna responsabilidad pública.
En el acto de apertura del ciclo lectivo 2011 en la mañana de ayer en la escuela Nº 204 «Domingo de Oro» se demoró más de 25 minutos. ¿Cuál fue la razón? Hubo que esperar la llegada del gobernador Hermes Binner.
Pero no es el único caso. En el acto de inauguración del aula de 5to. año de la Escuela 25 de Mayo el lunes último en el barrio Malvinas Argentinas ocurrió algo parecido. El intendente Omar Perotti llegó casi 15 minutos más tarde del horario previsto.
Volviendo al acto de ayer, el titular del Ejecutivo provincial habló en su discurso de la educación formal como un anticuerpo para proteger sobre los desvalores de la educación informal, insistiendo en la necesidad de educar a la sociedad en valores.
¿Cómo habrán recibido este mensaje los presentes al acto? La mayoría había llegado a la hora prevista: 8:30. A decir verdad, los valores se educan teniendo coherencia entre el discurso y la práctica.
En otros lugares del mundo la gente es más seria para respetar en este caso los horarios. De lo contrario cada uno llega a la hora que quiere. En mi caso hubiera ido 40 minutos más tarde, total pareciera que da lo mismo.
Por otro lado, apelando a la memoria es la primera vez que el inicio del ciclo lectivo se realiza durante una semana en cinco ciudades, cabeceras de los nodos, mostrando el balance de gestión de tres años de gobierno en materia educativa, tal como lo resaltaron ayer Binner y la ministra de Educación Elida Rasino.
En años anteriores el gobernador de turno solamente abría el ciclo lectivo en una ciudad o localidad de la provincia de Santa Fe. Solamente se puede comprender en el contexto del año electoral y la campaña en marcha.
Campaña y tardanza de los políticos
Uno de los males comunes de los argentinos es la impuntualidad respecto a los horarios convenidos oportunamente. Es más grave aún si los que dan el mal ejemplo son las autoridades o tienen alguna responsabilidad pública.Por Emilio Grande (h.)