Por Eduardo Reina.- La opinión publica dio lo que tenía que dar hasta hoy, infinidad de encuestas salieron a la luz y expusieron la situación de cómo veían a cada uno de los políticos.
Los hechos inquietan a la sociedad abrumada por los problemas diarios en un momento difícil para vivir en un país impredecible, dividido, sin esperanzas. Tal vez una de las causas de la desesperanza podemos verla en los ciudadanos que concurren a votar, se nota claramente que cada día es menor la tendencia a concurrir al sufragio como sucedió en las elecciones locales que comenzaron a verse este año.
Este es el tiempo de la política, claramente donde deberían comenzar los procesos de reconfigurar, rearticular y reconstituir una política desmembrada, personalista y descreída.
Los procesos sociales articulan la política en lo económico, en las instituciones, en la educación, en la justicia, etc. La política es un conjunto de prácticas de articulación, en esas articulaciones se producen hechos políticos, como configuración de una forma de gobierno y, a través de ella las propuestas que son exhibidas a la sociedad.
Hoy los políticos solo piensan en elecciones, giran y giran como un trompo por sus localidades y el país. Juegan a las escondidas y juegan sin final a su estrategia.
Intentan establecer formas de control pasional, con ideas que intentan ser originales, que muchos apuntan a que sean disruptivas y realmente se convierten en absurdas, oprimen los sentimientos individuales y sociales logrando apatía y desinterés.
La decisión de Mauricio Macri de expresar públicamente “no voy a voy a ser candidato y seré colaborador e intentaré ser prenda de unión”, relajará la belicosidad en la interna de su partido y debería ser un modelo a seguir para el resto de las fuerzas políticas.
Pero a no confundir ya que no fue una generosa su actitud porque la generosidad es el hábito de dar o compartir con los demás sin esperar recibir nada a cambio, pero Mauricio Macri jugará a partir del entramado de alfiles que ha creado para quedarse con gran parte del poder real en una futura negociación de poder.
Patricia Bullrich, Jorge Macri, María Eugenia Vidal, Hernán Lombardi, Guillermo Dietrich, entre otros.
El difícil camino para empezar a salir del rompecabezas
¿Cambiará algo que Macri no juegue oficialmente?, que Cristina Kirchner siga jugando a las escondidas, que Sergio Massa juegue al “yo no voy” a ir preparándose para eventualmente ir como prenda de negociación entre el peronismo K y la bajada sobre el final de Alberto Fernández.
El proceso electoral comenzará una aceleración de liderazgos, ya no esperarán ni a Mauricio ni a Cristina.
¿Fin de un ciclo o fracasos de liderazgos?
Solo resta para la oposición pensar en construir y fortalecer una coalición electoral superadora, comprometida con un programa de transformación a mediada que la sociedad espera y anhela, dejar de pensar cómo bajar a Milei con una propuesta en conjunto superadora y absoluta que pueda seducir a la ciudadanía.
Estamos viviendo momentos donde las preferencias sociales son la anti-política y el voto anti-sistema, muchos jóvenes piensan que no hay futuro y que nuestro país no tendrá un futuro promisorio.
En nuestro país no hay liderazgos porque los dirigentes argentinos carecen de grandeza, que puedan proponer una transformación definitiva y no carguitos para mantener cargos o cajas para sus militantes.
Fuente: https://www.perfil.com/ El autor es analista político. Consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, doctorando en Comunicación (Universidad Católica Argentina), magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EE.UU. Profesor Protitular en UCA. Twitter: @ossoreina