Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela (FM 90,9) que conduce Emilio Grande (h.).- Francisco concluyó su viaje de cinco días en Corea del Sur. El motivo de la visita fue la VI Jornada de la Juventud Asiática con la participación de 4 mil jóvenes coreanos y otros 2 mil provenientes de 22 países. Les habló de la vocación, del Padre misericordioso y rezó con ellos por la unidad de Corea, invitando a los jóvenes a dar testimonio de su fe al mundo.
Otro de los momentos principales del viaje apostólico fue en la Puerta de Gwanghwamun en Seúl, donde fue la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y de 123 compañeros mártires. Además de la misa en el estadio World Cup Stadium, en la ciudad de Daejon, a la que participaron unas 50 mil personas que acogieron al Santo Padre con gran entusiasmo. Francisco exhortó a los presentes a ser “heraldos gozosos del alba de un mundo de paz”. También tuvo mucha repercusión la visita del Pontífice al Centro «House of Hope», en Kkottongna, donde abrazó a enfermos y discapacitados.
No faltaron gestos que llamaron la atención, como cuando bajó del papamóvil para saludar a los familiares de las víctimas del ferry Sewol o cuando el Pontífice renunció al helicóptero que le tenía que llevarle desde Seúl hasta Daejeon y prefirió viajar en tren, que resultó ser de alta velocidad, y cuando hizo detener su auto para rezar en silencio delante del cementerio para niños abortados.
También es la primera vez que un pontífice vuela sobre territorio de China continental, al haber obtenido de Pekín la autorización, que en cambio le había sido negada a Juan Pablo II, y que podrían abrir perspectivas concretas de diálogo con el régimen existente.
Francisco tuvo un encuentro con los líderes coreanos de distintas confesiones y religiones. «La vida es un camino, un camino largo, pero un camino que no se puede caminar solo, se tiene que caminar con los hermanos en la presencia de Dios», ha iniciado el Papa.
Finalizó su viaje a Corea con una celebración muy especial: la misa por la reconciliación y la paz entre el norte y el sur, en la catedral de Myeong-dong, dedicada a la Inmaculada Concepción, en Seúl. Concelebraron los obispos coreanos y han participado casi 2 mil personas y ha estado presente la presidenta de la República de Corea, Park Geun-hye.
El Papa pidió «que los seguidores de Cristo en Corea preparen el alba de ese nuevo día, en el que esta tierra de la mañana tranquila disfrutará de las más ricas bendiciones divinas de armonía y de paz». Saludó a siete «mujeres confort», esclavas sexuales de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Con este tercer viaje apostólico -los anteriores fueron Brasil y Tierra Santa-, el Papa argentino está rompiendo el eurocentrismo tradicional de los últimos siglos, para abrirse al continente del futuro que es Asia, desafío para la nueva evangelización.