De Juan XXIII a Francisco
En 1959, Juan XXIII imaginó el Concilio como un nuevo Pentecostés del espíritu de Dios. Dijo: «La Iglesia no es un museo arqueológico que debamos conservar, sino un jardín abierto. Es la fuente de agua fresca en medio de la plaza del pueblo para que todos puedan beber en ella». Hoy, Francisco, renueva la fuente del agua viva en la gran plaza del mundo.
Por Carlos María Galli (Buenos Aires)