MHG: En estos tiempos del Bicentenario, pareciese que se imponen distintos balances,¿cuál es su visión acerca del avance o retroceso de la educación?
SG: En principio, nuestro sistema educativo tiene tres grandes dimensiones y estamos retrocediendo en las tres; lo primero que uno mira es la eficiencia interna del sistema: las tasas de repitencia, las tasas de deserción, y nosotros infelizmente estamos retrocediendo, en vez de mejorar, en vez de tener menos chicos que repiten, tenemos más chicos que repiten. Este es un primer gran problema, pero debemos agregar que hay una cultura que es perversa, que sostiene, que cree que la escuela es exigente, si muchos repiten, pocos tienen buenas notas; todo lo contrario, se trataría de una escuela de calidad, en donde todos aprenden mucho. Para dar un ejemplo, tomemos Finlandia, que tiene mejores resultados de las pruebas de evaluación de calidad internacionales, tienen un 0,4 de repitencia, nosotros tenemos un 8% de repitencia en el total del país; pero tenemos un 25 % para el primer ingreso y un 4 % de repitencia para el último ingreso; con lo cual los más pobres repiten mucho más; lo que habla de un sistema muy injusto. La segunda dimensión tiene que ver con el rendimiento académico, nosotros en el concierto de las naciones que hacen la prueba P.I.S.A., que es de carácter internacional, estamos casi en el último lugar, pero el problema es que estamos bajando, entre el 2001 y 2006 para “comprensión lectora” empeoramos 44 puntos; y, además, el 46% de los jóvenes no comprenden ni siquiera un texto muy sencillo. Lo cual es muy grave. La tercera dimensión son las condiciones necesarias, uno no puede aprender en cualquier condición, los chicos van, en su mayoría, cuatro horas por día, mientras que en los países desarrollados tienen clases de 6 o 7 horas y países en desarrollo, como Chile, también están en la misma sintonía. La UNESCO recomienda un mínimo de 850 a 1000 horas por año, nosotros no cumplimos con el mínimo de la primera cifra.
MHG: Tampoco cumplimos, en las provincias, con el mínimo de 180 días.
SG: Exactamente. Entonces la situación es muy delicada, se necesita una salida.
MHG: Si tuviese la posibilidad de conducir el área de educación, ¿qué propondría?.
SG: Lo primero es llevar las escuelas, lentamente, a jornada completa, en cuatro años de gobierno poder llevar el 20% de las escuelas más pobres a jornada completa. Esto sería muy bueno, porque estos chicos más pobres sufren un gran problema de injusticia. Igual se tiene problemas con la formación de las élites. Segundo, un mayor control y monitoreo de las escuelas privadas. Porque cuando se mira la prueba antes mencionada y se comparan los resultados de las élites, o sea, del 5% superior en Argentina, Inglaterra, Finlandia, entro otros, también estamos en problemas porque aprenden menos y son más ignorantes. Entonces hay un problema con las escuelas privadas, y como éstas reciben subsidios en forma directa o indirecta; directo es cuando financian el salario docente; en tanto que, indirecto, cuando no pagan IVA ni ganancias a las escuelas. Entonces hay que garantizar un cupo de becas para los chicos más pobres o bien carenciados que vivan en las proximidades o en los alrededores. Y resulta necesario hacer una evaluación de calidad más exigentes para garantizar que estas escuelas tengan mayor nivel en la educación, de lo contrario no deben recibir los subsidios. Porque entre los pobres se puede argumentar que no hay condiciones mínimas para una educación de mayor calidad; pero entre los ricos por qué sucede una cosa así, por qué se está por de bajo del promedio internacional.?
MHG: Y ¿cuál es la respuesta?
SG: Las escuelas privadas tienen tanta demanda que no se preocupan lo suficiente en garantizar la calidad de la educación; como las escuelas privadas funcionan con mercado, la noción de calidad aparece más relacionada a la idea de satisfacción del cliente y no a la necesidad en una educación seria y de calidad y como nadie sabe muy bien qué es la calidad, entonces prácticamente hacen lo que quieren, están casi desreguladas.
MHG: Yo la interrumpí cuando Ud. iba a dar otro punto de lo que habría qué hacer para que la educación vuelva a ser una oportunidad.
SG: Otro tema menos glamoroso, pero que es un tema central tiene que ver con mejorar los sistemas de información. Hoy los directores y los profesores llenan planillas a mano, que luego se envían a la supervisión, más tarde, a las provincias y , por último, a la nación, los datos allí son cuántos chicos están desaprobados en el trimestre, cuántos chicos faltan, cómo rotan los docentes, entre otras cosas. Esto es necesario para tomar buenas decisiones y no decisiones basadas en la capacidad de demanda de ciertos grupos; sino en la demanda real de la población; lo que se necesita es tener un sistema de información que le diga al Estado dónde faltan escuelas, dónde hay mucha repitencia, acá falta una escuela porque hubo un gran crecimiento demográfico y se prevé que continuará así en los próximos años, y no hacer una escuela en función de que ha venido el intendente y pide una escuela más en tal distrito.
MHG: Con el requisito del subsidio universal que obliga a que el chico vaya a la escuela se vió que no hay lugar para albergarle.
SG: Hoy no hay suficientes escuelas secundarias para cubrir la demanda y la obligatoriedad de la escuela media. Otro tema central en la educación es el nivel inicial, en las últimas investigaciones que se han realizado muestran que un año del nivel inicial mejora el rendimiento en la escuela primaria y en media. Nosotros todavía no tenemos garantizada la cobertura ni de sala de cinco y mucho menos de cuatro y tres años. El nivel inicial es muy valioso y quizá nadie lo sabe en profundidad. Hasta en la Ciudad de Buenos Aires faltan vacantes. Hay un tema crucial, que debe iniciar la reforma educativa, es iniciarla para los más carenciados. Por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires tiene mitad y mitad de escuelas públicas y privadas. Del 50% de escuelas públicas, la mitad son de jornada completa, la pregunta es en dónde se crearon esas escuelas de jornada completa, en zona norte o en zona sur. Están casi todas localizadas en la zona norte, que es la zona más rica, la de mayor ingreso per cápita, es donde, a su vez, hay más escuelas privadas. Si los privados distribuyen según las leyes del mercado que dicen que hay que crear escuelas en lugares donde hay más dinero, bueno se puede entender, pero que el Estado que debería compensar esa situación distribuya a favor de los que más tienen, es una acción que no tiene ni pies ni cabeza.
MHG: El gobierno de Kirchner es el que más ha invertido en los últimos treinta años en educación, ¿qué falla entonces?
SG: El tema no es gastar más plata, sino gastarla bien, y, por supuesto, a favor de los más pobres; es cierto lo que dice el gobierno, ha aumentado el presupuesto educativo de un modo significativo, pero el problema pasa por gastarlo bien al dinero.
MHG: Sin embargo la nación no tiene escuelas ni primarias ni secundarias…
SG: Pero la nación tiene políticas compensatorias, tiene el fondo de compensación salarial con los maestros; si se pretende llevar a las escuelas a jornada completa la Nación va a tener una parte importante en este punto; por ejemplo, la provincia de Buenos Aires ya invierte el 37% de su presupuesto en educación, no tiene resto. De manera, que mientras se revisa el modelo de coparticipación federal que es terriblemente injusto, la Nación tiene que auxiliar a las provincias.
MHG: Mientras la inseguridad ciudadana está a flor de piel, uno de los elementos centrales para el combate a largo plazo es lo que estamos hablando.
SG: Sin duda, la jornada completa bajaría el índice de delito.
MHG: ¿No se hace por una cuestión de presupuesto o no hay intención de hacerlo?
SG: Tengo la sensación que los gobernadores tienen dos problemas, en general, no se atreven a decir que no haya que hacer escuelas de doble jornada; pero esperan que pase rápido el tema y no lo vuelvan a tocar cuando en las reuniones se habla de esta cuestión.
MHG: Si uno observa que los ministros de educación se reunieron para tratar el tema de la “rateada”, y, encima que debatieron horas sobre esta cuestión, llegaron a la conclusión que no hay que sancionar a los chicos. ¿Cómo se puede esperar que sepan distinguir lo principal de lo accesorio?
SG: Igual yo haría una distinción, ahí hay buenos ministros, hay una mezcla; creo que no tenemos que volver a la Argentina del 2001 en donde se dijo que “se vayan todos” y no se ha ido nadie. Hay unos pocos buenos ministros que están haciendo cosas, tal el caso de Tucumán, en Córdoba, en Mendoza. Hay algunos ministros que están haciendo cosas interesantes y vale la pena mencionar los buenos ministros, sin importar de qué partido sean ni a qué ideología respondan. Un punto central sería llegar a un consenso para ver hacia adónde queremos ir hasta el 2020 en el plano de la educación.
MHG: ¿Y si no se modifica nada de lo que estamos hablando, qué país vamos a tener?
SG: Un desastre, ya tenemos un desastre; pero lo grave es que vivimos en una sociedad del conocimiento y en una sociedad así su materia prima es la información, el saber, tener una población que no sepa, es tener una población con mucha menos capacidad de producción, con menos capacidad de mejorar la calidad de la democracia, con más violencia, con más delito, con más brecha, con más injusticia; en donde los ricos serán unos pocos con mucho y los pobres serán muchos con muy poco. Y en el contexto de las naciones, sin mirar los países desarrollados, sino los países que están a nuestro alrededor, por ejemplo: Chile y Uruguay, están realizando reformas muy importantes en educación, muy especialmente Chile; nosotros como país vamos a quedar atrapados entre dos países que van a recibir toda la inversión internacional, que van a tener mayor capacidad de producción y trabajo, entre otras cosas.
MHG: Cuando Argentina gozó de una amplia clase media que tuvo oportunidades sociales, como, por ejemplo, que los hijos de los trabajadores llegaran a la universidad, fue cuando se priorizó la educación.
SG: Tal cual, no hay modo de salir de la pobreza, no hay modo mejorar la calidad de vida de los habitantes, si no es a partir de la educación, es una condición necesaria aunque no suficiente, hay que mejorar la distribución del ingreso, esto va de suyo.
MHG: ¿Ud. sería partidaria de un acercamiento de la educación a lo productivo?
SG: Sí, creo que sí, sobre todo en el nivel medio y en los últimos años, creo que deben haber orientaciones y creo que está bien acercarse a lo productivo, sin que se dejen de lado materias generales, pero creo que es hora que nuestros chicos puedan elegir qué quieren cursar y si esa orientación está bien enseñada después les va a servir para todo, lo que debemos hacer es terminar con la escuela “enciclopedista”, estudiar Física teóricamente y después cuando se le pregunta al egresado cuando uno aprieta un botón y se prende la luz y no tienen ni idea de la energía que sale, ni de dónde sale, ni cómo se construye y ni siquiera saben cambiar una lamparita.
MHG: ¿Hoy hay un incentivo para quien quiere estudiar?
SG: Hay un incentivo, lo que pasa que la gente no se “viste” socialmente. Pero, por ejemplo, ya desde los noventa, la gente que más pierde los empleos en épocas de crisis son los que no tienen educación media, o la educación primaria, o la primaria incompleta o la secundaria incompleta. Son los primeros en perder los empleos, los que peores empleos consiguen y casi nunca entran en empleo formal.
Fuente: www.mariaherminiagrande.com.ar, 15/05/2010.