Una multitud de peregrinos llegó este 16 de marzo al santuario de Nuestra Señora del Tránsito y Santo Cura Brochero, para participar de la fiesta en honor de San José Gabriel del Rosario Brochero.
En la víspera llegó una cabalgata brocheriana hasta la villa que lleva el nombre del santo cura y el santuario recibió a los peregrinos con el son de las campanas.
En la homilía de la misa central en honor del santo, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Hugo Ricardo Araya, destacó que “el corazón de Brochero palpitaba el deseo de ofrecer la misericordia de Dios”.
“Sabía que el perdón de Dios nos vuelve a poner de pie, que la confesión es el primer paso en el viaje de regreso a Dios; y confesaba horas y horas bajo un algarrobo, en cualquiera de las capillas, y acá en esta tierra santa”, recordó.
“Él, que había testimoniado saber perdonar y saber pedir perdón. Era misericordioso en sus relaciones, era un hombre de paz, de comunión. Él sabía saborear el perdón y la infinita misericordia de Dios y quería terminar su vida ofreciendo esa misericordia”, agregó.
El prelado sostuvo que “en el corazón de Brochero palpitaba el deseo de confesar y el de predicar, de dar catequesis, de explicar el Evangelio”.
“No hablar en las nubes o para gente de otro tiempo o de otro lugar. No hablar de una historia vieja, él sabía por experiencia que la palabra de Dios es siempre para hoy y que habla al corazón de cada uno, hoy”, diferenció.
“Brochero es una invitación a reconciliarse con Dios y con los hermanos. Brochero es una invitación a entrar en trato familiar y asiduo con el Evangelio, con la Palabra de Jesús”, subrayó.
Monseñor Araya invitó a los peregrinos a pedir por los jóvenes, por una Iglesia que dé espacio al protagonismo de los jóvenes, que escuche sus innumerables dolores, que responda a sus anhelos más profundos”.
“Pidamos por comunidades cristianas jóvenes y para jóvenes”, puntualizó, y añadió: “Brochero es una invitación a enamorarse de Dios, a escucharlo cada día a Dios, y una invitación a serle fiel”.
“Me decía una mujer joven peregrina, caminante: se llega con mucho cansancio, con el sol en el rostro, con algunas ampollas, pero con la fe intacta. Por muchos más jóvenes así, invitados por Brochero a enamorase de Dios, a escucharlo y a serle fiel”, concluyó.
Fuente: https://aica.org/