Por María Florencia Forni.- Su equipaje está preparado para viajar a Europa donde transitará un camino de crecimiento. No es un famoso jugador de fútbol o una estrella de cine; el sacerdote Antonio Grande viaja a Roma para desempeñarse como rector del Colegio Sacerdotal Argentino. Y no sólo ese hecho le genera satisfacción por estos días, dado que el pasado miércoles 27 de abril presentó el libro sobre su tesis doctoral en la Feria del Libro de Buenos Aires y que este viernes a las 19:30 lo presenta en la UCSE DAR.
En diálogo con La Opinión, el padre Antonio habla de estas experiencias, de cómo la Iglesia necesita traducir el Evangelio en actos concretos y de su tarea en la parroquia Nuestra Señora de Fátima durante 14 años.
-¿Cuándo le comunicaron que viajaría a Roma y cuál será su tarea específica en el Colegio Sacerdotal Argentino?
-Hubo dos momentos. Primero, nuestro obispo Carlos Franzini, en agosto del año pasado me propuso ocupar el cargo, pero la decisión final la tomó la Comisión Permanente del Episcopado, presidida por el cardenal Bergoglio. La aceptación de la propuesta fue en diciembre. El Colegio Sacerdotal es un lugar de formación teológica permanente, acerca de la vida en comunidad, la vocación y el servicio. En su Iglesia también se celebran misas y expresiones de oración. El 1 de julio empieza mi trabajo según el calendario, pero viajo el 18 de mayo para poder tomar contacto con los demás miembros y para poder participar en un encuentro con laicos colaboradores. La idea es que se produzca una transición serena y profunda.
DE LA PALABRA
A LA ACCION
-En relación a su tesis, en una entrevista para LA OPINION hablaba de “comunicar el evangelio, adaptado a los hombres de cada tiempo”. ¿Cuál sería entonces la mejor manera de traducir la palabra en actos?
-El Evangelio es la manifestación de Jesús a lo largo de los siglos, pero debe ser adaptada, releída, porque los grupos humanos cambian y el modo de vivir cambia. Por otro lado, a las nuevas preguntas que las personas se hacen, debido a situaciones y experiencias de vida, la Iglesia debe iluminar desde la Palabra de Jesús. Por eso existe un dinamismo. Al respecto, el Papa Benedicto ha propuesto una nueva evangelización y ante nuevas preguntas hay que ahondar en nuevas respuestas. Fundamentalmente, el Evangelio es vida, por eso la Iglesia debe dar testimonio, mostrar que uno se orienta por esa Palabra. Más allá de si somos mayoría o no, de si es redituable o no, porque quizás hay personas que creen que mintiendo, robando, haciendo injusticias, es un medio más fácil para triunfar en la sociedad. Y el testimonio necesita ser continuamente alimentado. Unido a esto hay que destacar el tema de la espiritualidad, la oración y los sacramentos que son una fuerza que para los creyentes va más allá de la experiencia común. Es una confianza en Dios, que no quita responsabilidad a los actos pero ayuda.
-¿Y qué significa haber participado en la Feria del Libro en Buenos Aires?
-Fue un hecho inesperado. Por un lado, la Facultad de Teología de la Universidad donde cursé el doctorado no sólo aprobó mi tesis sino que pidió que fuese publicada. A raíz de eso, en el espacio que esa Facultad tiene en la Feria del Libro de Buenos Aires me invitaron a presentar el libro: “Aportes teológicos de la Iglesia en la Argentina para la nueva evangelización”.
Personalmente, es una experiencia que me enriquece y supone que lo que he investigado y quiero comunicar ahora está en un libro que llega a más manos. Por eso es importante la difusión y la Feria es una valiosísima oportunidad porque allí pasan miles y miles de lectores.
-¿Cuáles fueron los mayores logros de su tarea en la parroquia Nuestra Señora de Fátima y cuáles son las demandas?
-La necesidad más visible es la de un lugar físico. Se habían hecho varias búsquedas y había parches que no solucionaban el problema de fondo. El diseño, el tamaño del templo y los materiales necesarios no son los estándares por eso se dificulta. Pero la obra empezó y ahora continúa; hay mucha gente que colabora. Respecto a la vida en la comunidad destaco la colaboración de un buen número de personas de diversas edades y pertenencias, quienes con diferentes formas de participar efectúan el trabajo. Son veinte áreas que permiten desarrollar el anuncio de la misión, organizar actividades en relación a la enseñanza de la fe, la promoción humana, la participación en actividades comunitarias, entre otras. Es un proceso de humanización. Creo que la comunidad creció, cuantitativa y cualitativamente; es activa y eso también convoca a más personas. No a todos porque la propuesta es libre.
¿QUE PREGUNTA
LE HARIAS?
Antes de terminar la nota, me tomé el atrevimiento de citar la canción de Joan Osborn que dice: “si tuvieses a Dios frente tuyo y podrías formularle sólo una pregunta, ¿qué pregunta le harías?”… el padre Antonio espera unos segundos y serenamente responde: “Más que una pregunta le haría un pedido. Mi experiencia personal se ha ido dando con rectas y curvas, y eso significa momentos de luz y de oscuridad. Entonces, sabiendo que la vida viene de Él y se da junto a Él, le pediría que me ayude a estar atento porque Él nos ama pero los hombres somos frágiles y nos alejamos, tropezamos, y nos levantamos otra vez…”.