Se desarrolló ayer el anunciado «abrazo simbólico» a los ejemplares de árboles (dos Palos Borrachos y un Lapacho) ubicados en la Plaza del Barrio Pizzurno, en la zona sur de nuestra ciudad.
Tres ejemplares, y también otros más, pretenden ser extraídos en forma casi artera, sin tener en cuenta el proceso común de cualquier planta y más en este caso, con su savia que es su sangre vital, hoy en plena actividad y desarrollo natural, que condicionaría su vida útil.
Trasplantarlos en esta época, implicaría casi una muerte segura de los mencionados árboles , además por su tamaño, edad y desarrollo en su ámbito natural y estable.
Invitados por vecinos autoconvocados, jóvenes estudiantes terciarios y distintas entidades ambientalista (entre otras, Acción Animal y Amigos de la Vida), su desarrollo consistió en la colocación de un cartel en el árbol más grande -un Palo Borracho- con la leyenda: «Rotonda sí…!, pero con los árboles ¡no… los trasladen» y el abrazo propiamente dicho se concretó en derredor de los tres ejemplares en cuestión, con los brazos extendidos y entonando de fondo la Marcha de Rafaela, en homenaje al día de su fiesta, con la premisa de: pensar en global… pero actuar en local en consonancia con la naturaleza y la acción del hombre, como ser humano.
Cabe agregar, que «celebramos el pedido de informes (minuta de comunicación) del concejal del PDP Lisandro Mársico, respecto a conservar las especies arbóreas» y por otra parte «exigimos se conozca el informe de impacto ambiental, dato requerido en todas las obras y desconocido su existencia a la fecha».
Finalmente y estando previsto una reunión con el presidente del Concejo Municipal, Germán Bottero para mediados de la semana entrante, requerimos encarecidamente se postergue provisoriamente la ejecución de la obra, a los fines de encontrar una solución definitiva, consistente en una mínima modificación de su traza actual, estando así direccionada y en concordancia real con la naturaleza, siendo la Tierra la casa común de todos, según lo expresa el papa Francisco en su encíclica Laudato Si´, dándole el sentido solidario y armónico a la vida misma en comunidad.