La religiosa francesa Lucile Randon, más conocida como la hermana André, falleció en la madrugada del martes 17 de enero a los 118 años en la residencia para ancianos de Toulon (sur), anunció el portavoz del establecimiento donde vivía la religiosa desde hace 13 años, cuando a los 105 años decidió “jubilarse”.
“Falleció a las 2 de la mañana” mientras dormía, precisó el funcionario al dar parte del deceso de Lucile Randon, conocida como hermana André, nacida el 11 de febrero de 1904 en la ciudad meridional francesa de Alès y reconocida como la persona de mayor edad del mundo.
La hermana André, Hija de la Caridad y decana de la Humanidad, fue “a reunirse con su hermano”, precisó David Tavella, portavoz de la residencia de ancianos Sainte-Catherine-Labouré, en el sudeste de Francia.
En Twitter, el secretario general de la conferencia episcopal francesa retomó una cita de la monja «Amé al buen Dios y confié en él». El homenaje del padre Hugues de Woillemont es uno de los muchos testimonios que desfilan desde la noche del lunes en las redes sociales.
Durante su largo tiempo en la tierra, la hermana André aconsejó incansablemente “amar siempre sin restricciones, amar sin esperar nada a cambio porque cuando amamos a los demás, cuando vamos hacia los demás, no tenemos miedo de lo ‘desconocido’, explicó Tavella.
En 2019, por su 115 cumpleaños, recibió un rosario de manos del papa Francisco. El Papa, un hombre muy valiente, expresó en aquel entonces la religiosa.
El 16 de enero de 2021, Randon dio positivo por Covid-19 durante un brote por el que 53 de los 90 residentes de su casa de retiro estuvieron infectados con el virus. André se mantuvo aislada en su habitación y no sufrió ningún síntoma más que sentirse cansada. El 8 de febrero, pocos días antes de cumplir 117 años, se informó que se había recuperado, convirtiéndola en la sobreviviente más longeva del virus. Cuando un periodista le preguntó si tenía miedo de tener Covid-19, respondió: «No, no tenía miedo, porque no tengo miedo de morir».
La hermana André, en el último tramo de su vida, ciega y en silla de ruedas, no escondía desde hacía algunos años cierto cansancio y confesaba que su deseo era “morir pronto”. Pero “Dios no me escucha, debe estar sordo”, comentaba risueña la religiosa a los medios que la entrevistaban.
“Es terrible no poder hacer nada sola”, se quejaba la mujer que trabajó hasta finales de los años ’70 y que cuando tenía 100 años se ocupaba aún de las monjas más jóvenes que ella.
La hermana André nació el 11 de febrero de 1904 en el seno de una familia protestante no practicante, trabajó como institutriz en varias familias, en París y en provincias. Fue bautizada a los 26 años, tomó los hábitos tardíamente -a los 41 años- en la congregación de las Hijas de la Caridad. En 1945, fue en una misión al hospital de Vichy para atender a 40 huérfanos y ancianos, donde permaneció durante 28 años.
En 1963 fue enviada a La Baume-d’Hostun, en Drôme, para hacer guardias nocturnas. En 1979 ingresó en el Centro de alojamiento para personas mayores dependientes en Le Marche en Saboya, donde pasó 30 años. En 2009 llegó a Tolón y entró en la residencia para la tercera edad Sainte-Catherine Labouré. Tenía ya 105 años.
El 18 de junio de 2019, después de la muerte de la italiana Maria Giuseppa Robucci, se convirtió en la decana de Europa y tras la muerte de la japonesa Kane Tanaka en abril de 2022, se convirtió en la persona viva más longeva del mundo. El 11 de febrero de 2022 se conviertió en la cuarta persona de la historia en llegar a los 118 años y la segunda del siglo XXI.
Fuentes: https://aica.org/, https://www.vaticannews.va/es