«A este paso, en dos años ni los ricos podrán comer carne»

Diálogo con Analía Quiroga de Burlo, vicepresidenta de CARBAP, cuya figura resonó el 27 de enero pasado cuando señaló que el presidente Néstor Kirchner "no tiene materia gris en la cabeza", sirven para comprender su firme temperamento.Por Cecilia Corradetti

Apenas unos minutos de diálogo con Analía Quiroga de Burlo, vicepresidenta de CARBAP, cuya figura resonó el 27 de enero pasado cuando señaló que el presidente Néstor Kirchner «no tiene materia gris en la cabeza», sirven para comprender su firme temperamento.
Nacida hace 47 años en Pellegrini, localidad de 6.000 habitantes situada al oeste de la provincia de Buenos Aires, Analía se crió en el campo, y así permanece hasta el día de hoy, en su pequeña empresa familiar dedicada mayormente a la ganadería.
De los varios temas de la actualidad que la preocupan, sin dudas el que ocupa la mayor parte de su tiempo como dirigente y productora rural es la prohibición de exportar carne por 180 días.
«Parece que el presidente Néstor Kirchner no comprende, o no quiere comprender, al hombre de campo. Es comprensible que con el dilema de la carne esté preocupado por la inflación, pero somos todos quienes debemos sentarnos y ver cómo lo paliamos», opinó.
«Por otro lado, hay que seguir produciendo y llevando al interior adelante, porque el interior es extenso e importante. Además, allí está la cadena: transportes, industrias, comercios…», apuntó.
–¿Cómo observa el panorama político y rural?
–Muy ambiguo, imposible de dilucidar. Quisiera que alguien me explique cómo puede ser que, quien pedía al mundo que le comprara, en el término de 20 días determine que no se exporte más. Creo que los conceptos están mezclados y que las cosas no se informan como se deben.
–¿Cuál es hoy la necesidad del productor?
–El productor necesita del propio consumidor, porque de lo contrario lo que hace no sirve. Es un ida y vuelta. Por otro lado, vivimos en un país muy pobre que requiere las divisas del mundo.
«Uno mira alrededor, a vecinos como Uruguay o Chile, y no se puede entender que la Argentina no tenga ese avance, con la extensión de tierra que posee y su enorme producción. Seguimos siendo subdesarrollados y somos un país que puede proveer de alimentos al mundo, a un mundo de clase media-alta que puede comprar, especialmente por la calidad de nuestra producción».
–¿Qué sucede cuando al productor le va mal?
–Hasta al kiosquero le va mal. Cuando el hombre de campo no tiene dinero, no gasta. Eso sí: cuando tiene, invierte. No hay satisfacción más grande para un chacarero que comprar una herramienta o una maquinaria. Incluso le da más placer que viajar.
–En el campo, el factor climático no puede manejarse. ¿Qué sucede con el resto de los factores?
–Salvo el clima, todo puede sortearse. Tenemos empresas sin techo y así hemos pasado de sequías a inundaciones. Pero el gobierno podría y debería tomar medidas para incentivarnos.
–¿Qué opina de esa falta de apoyo oficial a la que aluden los productores?
–Sufrimos las medidas del gobierno que favorecen e incentivan muy poco a la producción. Me refiero, en parte, a las retenciones.
«La Argentina es el único país del mundo que cobra impuestos a las exportaciones, una locura. En un momento, el productor lo aceptó, ya que fue después de la convertibilidad y no había alternativa.
«Salimos a reactivar nuestras empresas y aportamos al país para detener la terrible situación que acuciaba. Demostramos que pudimos. Pusimos el país en marcha».
–¿Qué tema la preocupa?
–Los jóvenes, porque están viendo que hay otras cosas, más fáciles, más seguras. Veo jóvenes que vuelven al interior, a sus pueblos, a echar raíces y hoy se encuentran con medidas que los desalientan. ¿Dónde van a ir esos profesionales?
«También me preocupa el productor, el empleado rural y la industria frigorífica por las fuentes de trabajo que ofrece, así como el transporte, el comercio y mi Patria. También me apena la foto que le hemos mostrado al mundo de país no creíble».
–¿Los créditos ayudan al productor?
–Sí, pero son solo parte de un conjunto, ya que primero se debe definir la política del país. Si la ganadería va a formar parte de una política de estado, entonces tienen que ofrecerse créditos, así como un replanteo fiscal, un plan ganadero… pero el país debe antes definir hacia dónde se dirige.

Una historia ligada al campo

«Soy como soy; cuando estoy convencida de algo digo las cosas de frente, no doy vueltas. Las consecuencias las juzgará la historia», sostuvo Analía, al ser consultada sobre si es necesario tener cierto carácter para ser dirigente.
De su Pellegrini natal partió a los 12 años para cursar el secundario fuera del pueblo.
Luego vivió en Buenos Aires y regresó en los años ’80, cuando se casó con Horacio Burlo, un productor agropecuario, con quien tuvo dos hijos: Gastón, de 25 años (estudia Ciencias Veterinarias en General Pico) y Mercedes, de 19.
«Mamé el campo de muy chica, porque mi familia se dedicó siempre al transporte de hacienda», recordó.
Con los años fue integrándose a distintas instituciones, entre ellas las cooperadoras de los colegios y jardines de sus hijos.
Más tarde fundó, junto a un grupo de amigos, una escuela agropecuaria.
«Fue una experiencia muy positiva. Nos dábamos cuenta de que necesitábamos insertar a los jóvenes», evocó.
Cuatro años atrás fue invitada a formar parte de la Sociedad Rural de Pellegrini, a la que ingresó como vocal suplente.
«Estaba cansada de protestar desde afuera. Me di cuenta de que había que luchar, ser protagonista. Tal vez era un poco tarde, pero había que participar», rememoró.
Luego se desempeñó durante tres años como tesorera de la Sociedad Rural y más tarde comenzó a ser delegada de CARBAP por Pellegrini.
También fue delegada de carnes de CARBAP en CRA (Confederaciones Rurales Argentinas).
«Cuando estaba casi en retirada asumió el presidente de CARBAP y me quedé. Mi mandato, como vicepresidenta tercera, culmina en junio», anticipó.
«Me acompaña una historia de vida de 25 años; soy productora agropecuaria y me paso el día trabajando en mi pequeña empresa familiar. Los años ’90 fueron muy duros; los ’80 también, por las inundaciones», rememoró.
«El interior no quiere volver a esa historia. No quiero que nadie nos robe más tiempo. Seguiré luchando, porque cuando llegue el momento de partir lo haré en paz. Al menos lo intenté», reflexionó.
«¿Qué dijo mi marido cuando hice las declaraciones respecto de Néstor Kirchner? Nada. Me conoce demasiado. Sabe perfectamente cómo soy», indicó Analía.

Una madre y esposa como cualquier otra

En el ámbito personal, Analía se define como cualquier madre y esposa, y destacó el gran apoyo de su familia y de sus socios.
«Saben cómo soy respecto de mi lucha y de mi deseo por llegar hasta el final. En casa soy una persona simple, sin rollos, sin vueltas. En realidad, ser madre, ama de casa, esposa, productora agropecuaria y dirigente no me da tiempo a complicarme la vida», sostuvo.
De Pellegrini, relató que en su momento fue una zona netamente ganadera, de invernada y novillo, aunque hoy las circunstancias hacen que haya avanzado la agricultura.
«Es que se pierde stock año a año», recalcó.
«Es un pueblo muy lindo, donde todos nos conocemos. En general estoy mucho en el campo, situado a 20 kilómetros. Hacemos toda la parte de destete precoz y recría, es muy ganadero, nos encantan las vacas, aunque obligadamente hemos incursionado en la agricultura», comentó.
De todos modos, reiteró su deseo de conservar el ganado, siempre y cuando, aclaró, el gobierno lo permita.
«Si siguen siendo estas las medidas, será duro. A este paso –concluyó– en dos años ni siquiera los ricos podrán comer carne».

Aquellas polémicas declaraciones

*El 27 de enero último, la noticia fue comentada en casi todos los medios de prensa: la vicepresidenta de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) Analía Quiroga, había calificado al presidente Néstor Kirchner de «desagradecido» y había dicho que no tiene «materia gris». También había afirmado que al campo «lo salvó» Eduardo Duhalde.
* «Yo creo que, lo primero que no tiene el presidente, es materia gris en la cabeza, porque si tuviera (materia) gris tendría que tener memoria», había dicho.
* Luego, la dirigente rural le bajó el tono a sus declaraciones en diálogo con otro medio radial: «yo no le dije eso al presidente; yo le dije que los asesores, la gente que lo está asesorando, no tiene materia gris».
* «A mí me ha dolido mucho que mi presidente me trate de avara. Realmente no lo soy, y cuando hablo por mí estoy hablando por todo el sector», dijo, además.
* La arremetida se produjo en medio de la fricción que se entabló con el gobierno luego de que CARBAP y la Sociedad Rural, entre otras entidades, se negaran a suscribir un acuerdo por la estabilización de precios.
* La vicepresidenta, además, acusó al jefe de Estado de «llevarse» al exterior el dinero de la gente, en lugar de utilizarlo para «calmar la miseria», en alusión a los fondos de Santa Cruz que Kirchner envío a Suiza cuando era gobernador de esa provincia.
* «El pueblo argentino no se va a olvidar nunca de este presidente, porque nos condenó a que dentro de dos años nadie, ni el más rico ni el más pobre, pueda tener un asado arriba de su mesa, porque no tiene ni noción de lo que está diciendo ni de lo que está haciendo», afirmó Quiroga.

Fuente: Cecilia Corradetti en La Nueva Provincia.

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