Por Norma Bessone.- Más de 200 días de cuarentena por decreto sumergen al país en un contexto por todos conocido y sufrido que arrojan cifras preocupantes. El PBI se derrumbó 19,1% en el segundo trimestre; 10,3% de los argentinos es indigente; 14 % pasa hambre; 2,5 millones de personas dejaron de tener ingresos; 21 millones de argentinos son pobres. El ingreso promedio individual es de $16.714 (el promedio está por debajo de la línea de indigencia). El desempleo es de 13% sin incluir a quienes ya no buscan trabajo ni a quienes reciben subsidios porque sino la cifra superaría el 20%.
Ante la duda, paramos… ante el miedo, detenemos… ante la alerta, paralizamos … ante el temor… ¿mejor huir…?
Prohibición, cepo, límites constantes a las libertades… Conceptos que se meten en nuestra rutina y que no deseamos naturalizar… ¿Y si mejor nos ponemos a trabajar de manera seria y comprometida para construir los “nuevos formatos” y así transitar la emergencia priorizando la salud en lo esencial sin descuidar la educación, la vida en sociedad, las actividades económicas y productivas?
Lamentablemente a este “modo” tan particular de gobernar se suman las agresiones mediáticas que también se aplican al sector y a nuestra región en particular.
Redefinir zonas de exclusión con límites agronómicos que extienden valores actuales resultan medidas que sólo “corren más lejos” una problemática que exige más conocimiento y profesionalidad.
Una visión sostenible de la lucha contra la adversidad biótica (plagas), requiere necesariamente la aplicación de métodos de gestión basados en el uso integrado de prácticas y medios de cultivo químicos, biológicos, mecánicos, etc. Si analizamos las normativas y prácticas recomendadas y aplicadas en los países desarrollados, por ejemplo países de Europa, resulta llamativo que se persigan los mismos propósitos de cuidar la salud humana y la protección del ambiente, pero a través de la implementación de códigos de buenas prácticas. Se busca limitar el uso de productos fitosanitarios además de racionalizar y optimizar su aplicación.
Entonces… ¿Por qué los europeos no utilizan el principio precautorio para justificar abandonar tierras altamente productivas u obligar a los productores a practicar producciones alternativas que no son sustentables a largo plazo? ¿No les interesa la salud de su población? ¿No les preocupa mantener la calidad del agua y de los suelos?
La respuesta es que se basan en la ciencia y en los avances de la tecnología. La ciencia se basa en evidencias, en investigaciones, en años de estudios y comprobaciones de parte de valiosos científicos que ensayan e incorporan constantemente nuevos modos de encontrar soluciones a los problemas que genera la densidad poblacional del planeta y sus consecuencias.
Como entidad comprometida constantemente con hacer aportes y consensuar un modelo superador, pretendemos seguir ofreciendo información de calidad para las autoridades y la población.
Este viernes 2, tendremos la charla para concejales a cargo de los ingenieros Elorza y Moavro, abierta para la prensa, productores y público en general.
Próximamente ofreceremos desde Italia, una charla para concejales de Rafaela, prensa, productores y público en general, a cargo de la Dra. Elena Anselmetti, de la Dirección de Ambiente, Energía y Territorio de la Región del Piemonte.
Nuestro país no merece repetir prácticas añejas que sólo ocasionan que sigamos estancados.
Pensemos, escuchémonos, dialoguemos, sigamos trabajando, exijámonos y avancemos… superemos la visión del corto plazo.
Abramos las mentes hacia el futuro.
¡Es posible …!!!
La autora es Presidente de la Sociedad Rural de Rafaela.