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Tres días de luto en Valencia, ciudad anfitriona del Papa

Oración espontánea por las víctimas convocada por móvil.

VALENCIA, martes, 4 julio 2006 (ZENIT.org).- El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, ha establecido tres días de luto en todas las parroquias e iglesias abiertas al culto en el territorio de la archidiócesis de Valencia, en memoria de las víctimas del accidente en el que perdieron la vida este martes 41 personas.

Por su parte, la Santa Sede ha hecho público el mensaje que envió Benedicto XVI a monseñor García-Gasco en el que transmite sus condolencias a las víctimas.

«Al conocer con profundo pesar la triste noticia del accidente en el metro de Valencia, que ha llenado de luto a tantas familias, ofrezco sufragios por el eterno descanso de los fallecidos y pido al Señor que conceda consuelo y serenidad a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos», afirma el Papa en un telegrama.

El Papa pide al arzobispo que «transmita mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas y exprese los sentimientos de mi paterna cercanía espiritual a los numerosos heridos, a la vez que les imparto a todos con afecto la confortadora Bendición Apostólica como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado».

Este martes, a las siete de la tarde, de manera espontánea, convocadas a través de los teléfonos móviles, se congregaron en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados numerosas personas para rezar por las víctimas.

En una Basílica abarrotada, los asistentes rezaron un rosario, presidido por el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Salvador Jiménez.

Voluntarios, peregrinos, familiares y amigos. Todos a las 19 horas en la Virgen para rezar por las víctimas del metro. «¡Pásalo!», miles de teléfonos móviles recibieron en la sobremesa de ayer un mensaje espontáneo. El texto era una invitación a solidarizarse con los protagonistas de la tragedia que empañó el inicio del Encuentro de las Familias.

Habían transcurrido pocas horas desde el primer acto multitudinario de una semana idílica que cientos de miles de fieles esperaban desde hace meses. No obstante, toda la alegría y la ilusión se transformaron de repente a mediodía de ayer en un amargo cóctel de tristeza y desasosiego.

«Al conocer la noticia hemos empezado a llamar a quienes conocíamos, pero los móviles no funcionaban», comenta Ana Querejeta, una joven vasca residente en Madrid. Finalmente, ella y sus amigos pudieron comprobar que ninguno se había visto envuelto en el accidente.

«Ha ocurrido en la línea que cogemos para desplazarnos a la Feria de Muestras, que es donde se celebra el congreso», recordó Ana mientras caminaba hacia la Basílica junto a decenas de voluntarios y peregrinos de países extranjeros y otros puntos de España como Madrid, León, Burgos, Murcia o Albacete.

Monseñor Salvador Jiménez invitó también a los asistentes a participar también en la misa diaria de las 19.30 horas, donde hubo constantes referencias a las 41 víctimas del metro. Giménez y los fieles que abarrotaron la Basílica elevaron su rostro al cielo recordando a la Virgen que ayer era, más que nunca, la de los Desamparados.

Por otra parte, la fundación organizadora del Encuentro Mundial de las
Familias (EMF), suspendió todos los actos festivos tras el accidente y expresó su apoyo a las víctimas y sus familias.

En un comunicado, los organizadores agregaron que el resto del programa del EMF se mantendrá y en todas las celebraciones religiosas convocadas se introducirán oraciones por las familias afectadas por el accidente. De igual forma, la fundación acordó expresar su más profunda consternación y su condolencia y apoyo a las víctimas y sus familias.

Los tres días de luto oficial establecido por la Generalidad Valenciana han obligado a retirar del programa oficial el acto inaugural, en el que tenían que intervenir el presidente de la Generalidad, Francisco Camps; el arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco, y la alcaldesa, Rita Barberá.

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