En el marco de una investigación que viene desarrollando un equipo de investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral (FICH-UNL), coordinado por Carlos Ramonell, se agregaron dos nuevas perforaciones a las que se habían realizado en la primera semana de julio en áreas de la superficie emergida del lecho de la laguna Setúbal.
En esta oportunidad se volvió a trabajar frente a barrio El Pozo y se utilizó una máquina de perforación brindada por la empresa Justo Domé y Asociados SRL, que permitió llegar hasta 17 metros de profundidad, alcanzándose así siete metros por debajo del nivel del mar. Además, los especialistas realizaron otra perforación hacia el oeste, frente al Parque Tecnológico Litoral Centro, con barreno manual, recuperando muestras del subsuelo de hasta casi 6 metros de profundidad. Ambas perforaciones se encuentran alineadas con la que fue hecha hace un mes en la zona y sirven de contraste y control para estudios no invasivos del subsuelo que se hicieron con georradar y métodos geoeléctricos, esto último en colaboración con el Centro Regional Litoral del Instituto Nacional del Agua (INA). Uno de los objetivos de estas mediciones es analizar la forma o geometría del contacto entre los fangos actuales del lecho y materiales limo-arcillosos similares, pero geológicamente muy antiguos, del subsuelo lagunar.
Bajo el nivel del mar
En la perforación de 17 metros se extrajo una muestra de sedimentos por cada metro de profundidad, a fin de obtener –a través de análisis que se realizarán en Singapur– la edad exacta en que el sedimento se depositó.
“Hasta el momento, las arenas fosilíferas que pudimos analizar en este sitio nos permitió inferir la edad aproximada de los sedimentos a partir de la antigüedad de los restos fosilizados de animales extintos, alojados en esas arenas. La idea ahora es conocer exactamente cuándo se depositaron esas arenas, lo que permitirá, a su vez, conocer con precisión cuándo vivieron tales animales en este ambiente”, explicó Pía Fernández, docente de la FICH-UNL y becaria del Conicet.
Según la investigadora, para analizar la distribución de los sedimentos en el subsuelo existen diferentes técnicas, entre ellas, las perforaciones –que son estudios directos y puntuales sobre el suelo– y luego métodos geofísicos, como los que se obtienen por los sondeos eléctricos, midiendo la resistividad de los sedimentos al paso de la corriente eléctrica, o la emisión de ondas electromagnéticas de banda ultra ancha a través de un georradar. “Las técnicas que vamos a emplear en la próxima instancia de la investigación son similares a las tomografías u otros estudios de diagnóstico por imágenes utilizados frecuentemente en medicina, dado que permiten obtener una imagen del subsuelo con distintas receptividades, que luego se interpretan geológicamente”, amplió Fernández.
Cabe destacar que esta perforación no hubiese sido posible sin el equipo de la consultora de ingeniería Justo Domé y Asociados, que brindó el servicio de manera altruista. “Valoramos especialmente los grupos de profesionales de investigación de la UNL y creemos en la articulación de lo público y lo privado, donde cada uno aporta lo que mejor sabe hacer”, señalaron desde la empresa, que posee sedes en Paraná, Santa Fe y Rosario.
Más de 20 mil años
La nueva perforación realizada a la altura del Parque Tecnológico tiene diferentes finalidades. Por un lado, conocer la composición de los materiales en este punto del lecho. “Aquí afloran sedimentos arcillo-limosos de más de 20 mil años de antigüedad. Si bien normalmente están cubiertos por los fangos recientes de la laguna a una profundidad de dos o tres metros, en sitios puntuales, como en proximidades y entorno de la traza del ex Ferrocarril Francés, que marca la terminación por el sur de la laguna, esos sedimentos antiguos están en superficie, al mismo nivel topográfico que los limos blandos recientes. Por ello prevemos realizar también una cuarta perforación más hacia el oeste, sobre esos sedimentos, cercana al estribo izquierdo del ex puente ferroviario”, explicó Ramonell.
Estas perforaciones y los próximos estudios con georradar y geoeléctricos permitirán obtener información para diferentes aplicaciones. “Es una investigación multipropósito. Entre otras finalidades, la idea es atravesar ese material limo-arcilloso de más de 20 mil años y llegar a arenas más antiguas, de unos 100 mil años según conocemos al momento, que tienen la particularidad de ser fosilíferas. Con estas técnicas podremos conocer cómo se distribuyen en superficie y en el subsuelo estas distintas capas de sedimentos, las que tienen diferentes características y propiedades, no sólo en cuanto a su antigüedad geológica”, detalló el experto.
Entender para intervenir
Según Ramonell, comprender los fenómenos naturales es el primer paso que debemos dar los seres humanos para poder interactuar con ellos. “El sistema fluvial del Paraná, al igual que todos los ríos del mundo, necesita ser cruzado por el hombre, no sólo con conexiones viales, sino también con líneas eléctricas o distintos tipos de ductos. Este ambiente lagunar no está exento a esta realidad. El desarrollo urbano de la ciudad de Santa Fe, particularmente hacia la zona de la costa (Colastiné, Rincón y Arroyo Leyes) seguramente va a necesitar a futuro de nuevos enlaces y para ello es importante conocer las características de los materiales y su distribución en el subsuelo lagunar”.
Si bien los resultados del análisis de las muestras estarán listos en unos meses, Ramonell destacó que haber podido acceder al lugar, aprovechando la oportunidad que brindó esta bajante extraordinaria en los últimos 50 años, y hacer estas perforaciones es un gran avance que ya permite aventurar algunos datos importantes. “Por ejemplo, que este fondo lagunar no sólo está compuesto de fangos blandos de muy poco espesor y de sedimentación reciente, sino también por materiales muy antiguos, resistentes a la erosión, lo cual nos permitirá inferir sobre los procesos que tienen que ver con el origen y la evolución de la laguna Setúbal a través del tiempo”, remarcó el experto, a la vez que anticipó que esta investigación se extenderá en los próximos días a cauces secundarios del sistema fluvial del Paraná, tales como los arroyos Leyes, Potrero y el río San Javier, entre otros.
Equipo
El equipo que trabajó en estas nuevas perforaciones, coordinadas por Ramonell, estuvo integrado por Pía Fernández, Manuel Gallego y Pilar Castro.