No se le podía escapar. Esa misma impresión tuvo la gente que anoche sí llenó el Coliseo del Sur y deliró con otra victoria contundente, en una final y para celebrar nada más y nada menos que un título internacional, frente a un equipo brasileño.
Ben Hur demostró que ya está acostumbrado a las finales. A las paradas bravas, que tiene en Leo Gutiérrez, a su plus de jerarquía para afrontar este tipo de situaciones límite. Es el as de espadas que tiene Julio Lamas, el hacedor de este momento inolvidable del equipo rafaelino.
Ben Hur es un equipo de mente ciento por ciento ganadora. No cabe para este grupo de jugadores otro resultado que la victoria y por eso, cuando muchos aventuraban que por diversos factores no podría sostenerse, se hizo más fuerte y se quedó primero con el 1 en la Liga Nacional, y le ganó a todos en la Sudamericana. Y ahora buscará el doblete.
Del partido de anoche no hace falta comentar mucho. Simplemente decir que Ben Hur jugó mejor en defensa y dejó a su rival en 71 puntos (7-32 en triples). Y en ofensiva estuvo inspirado en el perímetro, justamente con Leo Gutiérrez como abanderado (6-7 en triples para un global espectacular de 12-19, 63 por ciento).
Sin embargo, en la primera parte Diego García fue el que clavó puñaladas en la defensa brasileña. Sus contraataques y cortes al cesto le permitieron puntos fáciles para la BH. Sumó 11 en los 10 minutos iniciales ante un rival que sólo insinuaba con los triples de Jefferson y quedaba a 10 (25-15).
En el segundo cuarto otros dos triples de Gutiérrez (había hecho dos en el primero), otro de Legaria y los 9 puntos de Storani viniendo del banco fueron manejando la diferencia. Los nervios de Nezinho, muy bien marcado por Legaria, condicionaron en parte al rival para que al descanso la diferencia sea de 11 (47-36).
Ben Hur no cometió el error del miércoles en el tercer cuarto y siguió con el pie en el acelerador. Gutiérrez aportó su quinto triple mientras que el elenco de Lula erraba todo, sobre todo con Nezinho. Y con goleo repartido el local iniciaba el período decisivo ganando 66-49.
El último triple del campeón olímpico fue de antología, ahorcado por el reloj lanzó contra el banco brasileño. Sirvió para sacar 20 puntos y desmoralizar del todo al adversario.
Después fue cuestión de sostener el resultado con defensa y manejar el reloj, aspecto en el cual sobresalió Legaria. A todo esto el estadio era una fiesta, con ¡Argentina, Argentina!, y el «…que de la mano de Lamas, todos la vuelta vamos a dar».
Con casi un minuto por jugar, los brasileños tiraron la toalla. Y Legaria se quedó con ella, la Molten que será inolvidable en el Coliseo del Sur.
Darío Gutiérrez
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, viernes 28 de abril de 2006.