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Sembrando semillas de fe: perfuma tu vida con felicidad

Por María Inés Adorni.- Queridos lectores, la vida nos regala día a día momentos de felicidad.

Está en nosotros decidir ser felices, es una actitud en nuestra vida que debemos imponernos cada vez que abrimos nuestros ojos, agradeciendo un nuevo amanecer.

La felicidad no tiene que ver con la alegría , sino con la paz.

Los medios de comunicación nos venden todos los días que la felicidad  es ruido, gritos, euforia, pero nada más  alejado de eso.

Las personas han heredado un sentido de felicidad , una estructura de pensamientos sobre los requisitos que deberían cumplir para que ellas sean felices. Ninguna de esas variables. Depende de nosotros decidir y aceptar.

Las personas que amamos toman sus propias decisiones. Podemos influir pero no controlar.

Por influencia de otras personas, accidentes, enfermedades, los cambios llegan de forma inesperada; la violencia que existe en la sociedad oscurece la paz.

La sociedad está equivocada . En los caminos que tomamos no siempre serán fáciles de transitar pero si nos permitimos tener fe y esperanza en el mañana, todo puede ser .

Las únicas herramientas que tenemos aquí y ahora son esperanza y fe en nuestro Dios y en el mañana tratar de mejorar cada día de nuestras vidas la relación con nuestro prójimo, sirviendo como sirvió Jesús y de esa forma gratificaremos nuestra alma y la de los demás.

Que diferente sería nuestro mundo si nos daríamos cuenta que el servir alegra nuestra alma y nos da felicidad plena.

¿Para qué estamos en este mundo?

Para servir……

Pensemos juntos…..

La felicidad no significa ausencia de problemas, de dolor o tristeza, sino permitirnos transitar por ella con esperanza y con fe, significa poder ver y disfrutar de las personas y las cosas que sí tenemos en nuestras vidas.

Ejemplo de vida de mamá espiritual… La felicidad he notado en estos días, que el canto me llena el corazón, embellece mi vida y el alma con amor y nos transforma el deseo de vivir en armonía.

Esta mujer con sus ochenta y nueve años es feliz junto con sus seres queridos y junto con Jesús. Norma Pons.

Restaurando nuestra alma: la solidaridad

Queridas almas…»No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios”.

Ayudar sin recibir nada a cambio con la aplicación de lo que se considera bueno.

Se trata de la base de muchos valores que hemos  adquirido desde la infancia y que hacen a nuestra persona la lealtad, compañerismo, empatía, amistad, amor, respeto.

Como sociedad somos muy individualistas, solemos reclamar nuestros tiempos, nuestros espacios y no está mal, en cuanto y en tanto podamos también tener tiempo y espacio para quienes nos necesitan.

Cuando veo el rostro de la pobreza, el desamparo, la desigualdad, el abandono, la soledad y el sufrimiento, se moviliza dentro de mi las emociones, simpatía y empatía. Estas emociones no tienen razón de ser si la otra persona no las recibe.

Cuando actúo cuando doy alimento, abrigo, escuchar, asistir a un enfermo, cuando acciono en bien del prójimo que vive en mi comunidad, me siento muy feliz y bienestar que le da un sentido a mi vida.

Queridas almas que bueno sería ser solidarios una vez en el día, comprometernos, a poner el hombro, crear espacios de contención para las familias dándoles amor, enseñando valores.

Todos tenemos capacidades y dones  distintos.

Lo importante que a través de nuestras acciones podamos abrazar a algunas personas con nuestro tiempo, recursos, nuestra escucha.

Imitemos a Jesús, y así habremos sembrado una semilla que germinará y dará hermosos frutos de solidaridad, entonces hemos hecho la diferencia en la vida de otras almas y en las nuestras.

Sembrando semillas de fe…

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