Por Emilio Grande (h.).- Frente a la grave crisis socioeconómica que atraviesa la Argentina, de la que Rafaela está inmersa, la asociación civil «Vistiéndonos de Sol» diseñó el proyecto integral de uso, aprovechamiento y desarrollo de la Granja «Francisco Peretti», ubicada al suroeste de nuestra ciudad.
«Se busca dar respuesta a un conjunto de aspectos de la problemática social actual que se desarrolló y agravó en nuestra ciudad y la zona. En los últimos años, y en forma creciente, observamos que un número significativo de adolescentes decide no permanecer en el sistema educativo. Entre las razones de la deserción están la ausencia de hábitos de trabajo y estudio, y de herramientas esenciales para el aprendizaje; altos índices de repitencia; falta de motivación; gran desinterés y apatía; aumento en el consumo problemático de sustancias legales e ilegales; y complejas problemáticas y conflictos familiares. Si bien el Estado intentó desarrollar una variedad de programas para contemplar casos especiales y propiciar la finalización de los estudios secundarios, no fue suficiente para lograr que estos alumnos se acerquen e integren al sistema. Esto generó una preocupación permanente en los miembros de la asociación, dada la gran cantidad de niños y jóvenes que quedan en los márgenes, en situación de vulnerabilidad social, presas fáciles de la droga y su negocio, fuera de toda institución educativa que los contenga e incluya, que les brinde un acceso equitativo al conocimiento, a la distribución y apropiación de saberes, y que los acompañe en su formación para que puedan constituirse en miembros plenos de la comunidad, personas capaces de tejer lazos, construir entidades, vínculos y proyectos de vida», destacó Paula Leonardi en una entrevista con este cronista.
«Vistiéndonos de sol» es una entidad sin fines de lucro cuyos principales objetivos son evangelizar en la religión católica apostólica romana y responder en forma activa, efectiva y adecuada a los problemas y necesidades humanas que se detecten en la comunidad, con la guía espiritual y asesoramiento del sacerdote Alcides Suppo.
En 2019 tuvieron que acondicionar la casa y las 2 ha a trabajar, ¿cómo se financió?
Según el contrato de comodato de mayo de 2019, nos cedieron 23 ha, de las cuales 21 están en alquiler para obtener ingresos y mantener el terreno limpio hasta tanto los proyectos avancen y se necesite la tierra para desarrollarlos. Con respecto a las 2 ha que estamos ocupando se realizó desmalezamiento, limpieza y acondicionamiento de la tierra, sacando plantas secas, troncos, basura y escombros, nivelando y emparejando el terreno. La única edificación con la que contamos es una casa prefabricada que fue reacondicionada en su totalidad porque su estado era muy precario e inseguro y no se podía trabajar con adolescentes en esas condiciones. Se realizó una inversión de casi $ 250.000 en la que se mejoraron los techos, se cambiaron canaletas, se colocaron rejas, se cambiaron puertas y arreglaron ventanas, se renovó totalmente el baño, colocándole artefactos, piso y cerámicos nuevos, al igual que en la cocina, donde se colocó una mesada nueva y se colocaron cerámicos. Las instalaciones y artefactos eléctricos, de gas, de agua fría y caliente son nuevos y se mejoraron los desagües pluviales y cloacales. Se pintó la casa completa por dentro y por fuera. La comunidad de Rafaela fue muy generosa respondiendo al llamado de colaboración con la compra de bonos y con donaciones de materiales y mano de obra para la remodelación de la casita. Esto fue posible gracias a un equipo de profesionales que donó su experiencia y tiempo en forma voluntaria para lograr el objetivo.
De los 4 proyectos, en marzo arrancan escuela «Tierra nueva» y «Sembrando esperanza», ¿cuáles son los objetivos y expectativas para el primer año?
En el proyecto «Tierra nueva» para el primer año se busca la formación del equipo de coordinadores y colaboradores. Identificación de adolescentes que hubieren abandonado la escuela, que se encuentren en situación de vulnerabilidad e invitación a participar del proyecto; formación de una «célula» de trabajo (grupo reducido de 15 alumnos de estudiantes y equipo de docentes) que ensayará la aplicación de diferentes metodologías para comenzar a trazar el camino hacia la concreción de los objetivos y la constitución de la escuela secundaria; contacto e integración de las familias de los jóvenes en actividades realizadas; y registro del proceso para posterior análisis. En el proyecto «Sembrando esperanza» (incluye granja, huerta y vivero) en el primer año se convocará a los padres de los jóvenes para la formación de la comunidad y especialistas para el diseño inteligente de un proyecto integral y su división en etapas de trabajo, contacto con especialistas para el desarrollo de los proyectos, capacitación de los equipos de trabajo de la comunidad, cuidado y mejora de los terrenos cedidos, determinación de recursos materiales (herramientas, maquinarias, insumos) necesarios para la puesta en marcha, adquisición de los recursos materiales necesarios, visita a establecimientos que implementan una economía de comunión o regímenes similares y registro de las experiencias y las actividades para su posterior análisis.
¿Quiénes son los destinatarios de estos 2 proyectos?
En la Escuela «Tierra nueva» para adolescentes de 13 a 18 años, con estudios primarios completos, preferentemente quienes se encuentren en contextos de vulnerabilidad social y/o hubieren abandonado la escuela secundaria común. En «Sembrando esperanza» para padres o adultos miembros de las familias de los alumnos que concurren a la escuela, otros mayores de 18 años que se encuentren en situación de vulnerabilidad económico-social y deseen trabajar.
¿Cómo puede colaborar la gente?
Con su tiempo y su dedicación, sumándose en forma voluntaria a los diferentes equipos de trabajo, con donaciones en dinero o con artículos como sillones y banquetas de plástico apilables, herramientas varias para la huerta (palas de punta, anchas, azadas, rastrillos, tridentes, mangueras, baldes, guantes) elementos y productos de limpieza, pallets y tejido.
¿En qué consisten los proyectos «Ama» y «El encuentro»?
«Ama» se propone dar contención y acompañamiento a mujeres en situación de vulnerabilidad, mujeres solas, desamparadas, golpeadas, violentadas, con embarazos no deseados, mediante la creación de un hogar de día; se pondrá en marcha durante este año, cuando ya logremos dar impulso a «Sembrando esperanza». «El encuentro» se propone acondicionar espacios interiores y exteriores para realizar campamentos, jornadas y retiros a grupos parroquiales, asociaciones y servicios católicos de la diócesis de Rafaela; se pondrá en marcha cuando logremos contar con los espacios y comodidades necesarios para su desarrollo.
¿Qué es la «economía de comunión» de los focolares?
La «economía de comunión» tiene como misión erradicar la miseria y la injusticia social, contribuyendo a edificar un sistema económico y una sociedad humana de comunión, a imitación de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, donde «entre ellos no había ningún necesitado» (Hch 4,32-34). Quienes se adhieran se comprometen a vivir a la luz del carisma de la unidad los valores y la cultura de la comunión, personalmente y dentro de las organizaciones en las que operen, haciéndose animadores y promotores. Se comprometen con las ideas y la acción para que la cultura de la comunión, del dar y de la reciprocidad penetre cada vez más en el mundo de la economía y lo impregne a todos los niveles. La columna vertebral está formada por empresas u organizaciones productivas con distintas formas jurídicas, incluso no lucrativas.
Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 25 de febrero de 2020.
