Por Alicia Riberi.- Vivimos estresados, enojados, angustiados, indignados por una realidad que nos avasalla, por una clase política desvergonzada, que no duda en estafar al pueblo con chicanas que quitan de la mesa de mucha gente trabajadora la posibilidad de subsistir, porque le roban lo poco que queda y sigue siendo, la mesa llena, la opulencia para unos pocos, dejando al que verdaderamente produce y trabaja de sol a sol con la manos vacías.
Pero les digo a todos los políticos, jueces y poderosos de este país y del mundo; nos pueden robar todo, pero no nos van a robar la Fe…la Fe en ese Salvador que llega esta Navidad nuevamente, para darnos esperanza y una nueva oportunidad para crecer y creer que no estamos solos…El Señor nunca dejará desamparado al pueblo que clama por su presencia y por su asistencia, pero tal vez debe educar a un pueblo que perdió la moral y todo los valores que permiten reconstruir un país devastado.
Navidad significa nacimiento y efectivamente nace Jesús y con él la ilusión de que todo puede cambiar…pide y se te dará…les dejo mi paz, les doy mi paz, no como la da el mundo…vendré con gloria para juzgar a vivos y muertos…muchas promesas que llenan el corazón y nutren el alma de regocijo.
En oportunidad de un discurso de Juan Pablo II en una Audiencia General, recuerdo que dijo algo así… Con esta invocación la liturgia nos invita a rezar hoy, alentándonos a dirigir la mirada a Aquél que nace para redimir la humanidad. Nos encontramos ya a las puertas de la Navidad y se hace más intensa aún la imploración del pueblo en espera: ¡«Ven, Señor Jesús», ven a liberar «a quien yace en las tinieblas del mal»! .Nunca tan propicio para la realidad de nuestro país…Ven Señor Jesús que te necesitamos!
No encuentro explicación para una pérdida de valores tan contundente en nuestra sociedad argentina, es como si ciertamente camináramos a oscuras, como si no pudiésemos ver las múltiples señales que Dios nos pone en el camino para que no nos perdamos, necesitamos al salvador para que nos devuelva la vista y para que vaciemos el corazón de lo que nos aleja de Él, pero Él es paciente y sabe que tarde o temprano, el ser humano cuando siente que la vida se le escapa de las manos, recién ahí, muchos lo reconocen y tal vez muchos otros no, por no haberlo conocido antes.
Pero llega el Salvador, el Mesías, el Señor y nadie puede estar triste, ni debe olvidar que es una nueva oportunidad para reconstruir lo que parecía perdido, para unir a la familia, para un apretón de manos, para un abrazo sentido, para una escucha atenta, para un compartir lo poco o lo mucho, para sanar vínculos, para mirar el mundo con ojos nuevos.
Llega Navidad y con ella, el Emanuel, Dios con nosotros, y eso no puede pasar inadvertido…Jesús es el protagonista, sin él, no hay nada que festejar…feliz Navidad a todos, sin grietas ni desencuentros.