Emprender a los +40 años: un desafío hacia la evolución del ser humano

Por Consuelo Summers.- Cada vez notamos más cantidad de personas mayores a 40 años proclives a emprender. Son varias las razones por las cuales se da esta tendencia. Por un lado, vivimos una vez más en nuestro país, momentos desafiantes en el ámbito económico que repercute directamente en una magra generación genuina de empleo. A eso le sumamos el impacto de la transformación digital en las organizaciones, los negocios y en consecuencia los puestos de trabajo, lo que genera gran incertidumbre. Se estima que el 60% de los trabajos actuales desaparecerán o mutarán dentro de los próximos 6 a 8 años, provocando un replanteo de los diseños de carrera a futuro. Además el mercado laboral es más proactivo a incorporar personas más jóvenes por ser mano de obra más económica, traer mayor dinamismo, flexibilidad y energía que los lleva a estar más abiertos a los cambios.

Por otra parte, un nuevo contrato social impacta en el inconsciente colectivo y lleva a las personas a repensar en qué quisieran trabajar; se cuestionan si a lo que se dedican realmente los hacen felices, cuál sería el propósito a lo que se los convoca y cómo se estarían desarrollando mediante los trabajos que realizan. La mayoría de las personas cuando llegan a la mitad de sus vidas, hacen un balance, comienzan a cuestionarse qué quisieran hacer y dónde quieren poner su energía para trabajar. Ya no están para soportar ciertas variables que en años anteriores hacían la vista gorda y dejaban pasar. Ahí surge la inquietud de hacer realidad un sueño o un proyecto, muchas veces pospuesto por mucho tiempo como una alternativa laboral.

Por todas estas variables, hay cada vez más personas pensando en reinventarse a través de emprendimientos, buscando un desafío que les brinde satisfacción y desarrollo, mayor libertad, flexibilidad en sus horarios, y además puedan proyectarse en un mayor beneficio económico. Con una gran diversidad de perfiles, muchos emprenden por necesidad y muchos otros por elección, buscando una mejor calidad de vida. Llego a la conclusión que los mejores trabajos no existen. Los mejores trabajos hay que inventarlos.

¿Cómo comienzo?

Los emprendedores de más de 40 años cuentan con un camino recorrido, más horas de vuelo que les brinda un know-how más exhaustivo en su metier. Aportan más experiencia y una visión más integral de la realidad de la industria en la cual se desenvuelven y en la cual quieren emprender.

Entonces deberá poner en valor el camino recorrido. Repasar su trayectoria, las horas de vuelo, los conocimientos y experiencias adquiridos en cada una de las instancias laborales que tuvo y rescatar los aprendizajes que se llevó puesto. Muchas veces me vienen a ver ejecutivos que quieren reinventarse. Ya no quieren ser más abogados, contadores, arquitectos. Quieren dedicarse a algo que los haga felices, reconociendo que lo que hacían antes, no los llenaba. Y lo cierto es que esos ejecutivos son lo que son, por lo vivido. No es un disfraz que se sacan y entonces dejan de ser de tal o cual profesión. Yo los invito más que a sacarse ese disfraz, a conectar con quien verdaderamente quieren ser, valorando todo lo que han construido. Estamos hechos de experiencias. Mirar el camino recorrido con optimismo, servirá para aprovecharlo en el próximo paso.

En esa línea, se presenta una gran oportunidad. Como decía William Barclay, escritor escocés, hay dos días extraordinarios en la vida de una persona. El día que nace y el día que se da cuenta para qué. La gran invitación para aquellos mayores de 40 años con ganas de reinventarse es a conectar con su propia esencia y con la cualidad exclusivamente humana de transformarse. Cualidad, oportunidad, responsabilidad y hasta obligación de hacerlo. Haciendo honor a la parábola de los talentos. Todos hemos recibido algún talento, algunos más otros menos. Algunos lo manifiestan de manera más evidente. Otros tienen que tomarse el trabajo de descubrirlos. Conectando con su sello distinto, hilvanando sus talentos, pasiones y valores es donde van a poder elegir cuál es el proyecto para llevar a cabo con éxito. Vale la pena zambullirse en la aventura de lograrlo en la segunda mitad de la vida cuando uno ya tiene, gracias a los vivido, más claro qué quiere y qué no.

Reconectar con la confianza

Las personas mayores de 40 años tienen más camino recorrido pero también han vivido más batallas y eso les puede generar mayores temores. Deberá reconectar con la confianza en sí mismos, tener la convicción de que van a tener éxito en lo que emprendan y sostenerlo. Para ello lo más aconsejable es que haga un trabajo de introspección que le brinde claridad a la persona en cuanto a qué sabe hacer (ie, conocimiento + experiencia), qué no sabe hacer (qué aprendizajes tienen que adquirir –ie, hard –técnicos, tecnológicos, etc.–, soft –liderazgo, creatividad, etc.–) y cómo hace que las cosas pasen (su sello distintivo). Hacer un análisis FODA de su persona (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) le brindará mayor claridad y lo ayudará a poner en valor lo que tiene para aportar al emprendimiento y cuáles son las mejoras que tiene que realizar.

Sostener el mindset

Todo emprendedor debe saber que los desafíos y tormentas van a venir. La clave para que un emprendedor +40 se mantenga a firme frente a las adversidades y desafíos que se presenten, es trabajar en su propia marca personal y hacer honor a ella; teniendo presente cuál es el plan que uno quiere para sí mismo, a dónde quiere llegar y qué va a hacer para hacerlo realidad. Las personas mayores a 40 que han logrado desarrollar su Marca Personal, se plantan frente a la vida con una impronta distinta. Tienen una conexión superior con quiénes son y quiénes quieren ser y están dispuestos a sacrificar la versión actual por una mejor versión a futuro de sí mismos. Es decir, están abiertos a salir de su zona de confort y jugársela. Para eso lo ideal es tomar la decisión de cuál es el sueño por cumplir, setear objetivos SMART a corto, mediano y largo plazo y poner atención y acción en pos de su concreción, una vez logrado eso, confiar en el proceso, poniendo foco y acción, aunque sacando la tensión.

Poner foco y acción en sostener el mindset positivo, las ganas de crear, de tomar acción y sentir que todo es posible, teniendo claro qué se quiere alcanzar; trabajar con visualizaciones del proceso y la concreción del sueño es altamente poderoso y lo ayudará a mantenerse motivado y enfocado en la concreción de las metas. Así estará plantado de manera firme frente a las adversidades, logrará sortearlas, siendo resiliente, perseverante y tenaz.

Los cambios han venido a instalarse y serán cada vez más profundos. Lo mejor será estar abiertos a adaptarse a los mismos. Van a ganar aquellos que puedan abrazar los cambios y perderán aquellos que se resistan. Para ello, lo más aconsejable es setear qué capacitaciones tanto hard como soft se deberían tomar para estar a la altura de los desafíos del emprendimiento. Cada vez que aprendemos algo nuevo, nos transformamos, ya no somos más el mismo de antes. Resultará fundamental mantenerse abiertos a los cambios, actualizándose constantemente de cuestiones técnicas relacionadas con el campo de acción que les compete que agreguen valor y la tecnología; así como desarrollar habilidades blandas que sumen para acompañar los cambios y los desafíos que se presenten, tales como Marca Personal, Liderazgo, Inteligencia Emocional, Motivación, Comunicación, Innovación y Creatividad, etc. Por otro lado, armar equipos heterogéneos los ayudará a aprender de los diferentes puntos de vista, nutriéndose de la diversidad, promoviendo el pensamiento disruptivo.

Las 4 claves de todo emprendimiento

Resulta muy recomendable que tenga presente las 4 claves que todo emprendimiento debería tener para tener éxito y sobrellevar los desafíos que aparecerán. La primera clave es ser consciente de cómo se va a promover la dignidad humana a través de ese emprendimiento; cómo se van a desarrollar todas las personas involucradas en el proyecto. La segunda clave a tener presente es tener claro cuál va a ser el aporte por el bien común. Para qué se quiere llevar a cabo el proyecto; cómo hace de este mundo, un mundo mejor a través de ese servicio y/o producto que ofrecerá. La tercera clave es ser consciente de cuál será el impacto del emprendimiento en la sociedad. Qué mensaje va a transmitir esa organización y el impacto que tendrá y qué genera con el mismo. La cuarta clave es la rentabilidad y productividad. Hacer un plan de negocios realista, mantenerse flexible y creativo a lo que el mercado indique y hacer los virajes necesarios a tiempo para que el emprendimiento llegue a buen puerto. Tener presentes estas 4 variables le brindará al emprendedor una gran claridad del camino a seguir para alcanzar el éxito y sortear los obstáculos que se presenten.

Conclusión

Ser emprendedor no es una profesión. Ser emprendedor es una actitud, una forma de vivir la vida teniendo un plan propio y siendo el líder de su propia existencia. Los emprendimientos serán el canal para la realización personal y la evolución en pos de un mundo mejor.

Conociéndose en profundidad, apelando al instinto de auto superación y a la nobleza, es que podremos alcanzar una gran nación emprendedora.

Fuente: https://empresa.org.ar

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