Frecuentemente en el ámbito educativo y también en nuestra cotidianeidad nos encontramos con menciones del tipo “es muy inteligente” o bien la contraria “no es inteligente” o “no le da la cabeza” y otras por el estilo….¿ pero qué es ser inteligente?…..¿ qué debemos llamar inteligencia? Son muchas las definiciones que pueden encontrarse sobre el tema. Desde mi modesto punto de vista, debemos llamar inteligencia a la capacidad de actuar operativamente ante situaciones o problemas novedosos, evaluando previamente los efectos o consecuencias de la acción. El pensamiento, es en condiciones normales, una capacidad exquisitamente humana, que permite la especulación y demora de la acción, realizando un rodeo virtual de la realidad, con la finalidad de realizar la conducta más adecuada y pertinente para la consecución de los objetivos propuestos, con las consecuencias previamente evaluadas. Exceptuando las acciones instintivas o reflejas o las que se realizan a modo de ensayo, toda acción, que se instrumenta con propósito definitorio, sin ese necesario procedimiento de “pensamiento preparatorio para la acción” va a denunciarse errónea y va a devenir en frustración, muchas veces con lamentables consecuencias. Es lo que sucede con el niño pequeño, cuyo desconocimiento de la diferencia entre la realidad de su mente y la realidad material, lo propulsa hacia conductas erradas e incluso peligrosas. Llevado por el impulso o el deseo, el desconocimiento de la realidad, le impide la posibilidad de utilizar el pensamiento como función preparatoria de la acción. Pero peor aún pueden ser las consecuencias graves para sí mismo o para terceros que llevan adelante los “impulsivos” y los que en psicopatología se denominan personalidades psicopáticas, un cuadro en franca prevalencia en la sociedad actual, ligado a la delincuencia; que merece un trato aparte.
Volviendo a la inteligencia, podemos entenderla como esa capacidad que exhiben los individuos de utilizar una lógica combinatoria o relacional. Es decir, la habilidad para vincular acertadamente la data o información con la que cuentan, ya sea aprendida formal o experiencialmente y resolver, sin dañar ni dañarse, la circunstancia problemática o transformarla en un nuevo interrogante. (Tal vez, sea esta una pauta evaluatoria de su resiliencia.)
¿debemos considerar inteligencia al bagaje informativo? Decididamente, no. Esto constituye instrucción. La erudición sobre ciertos temas nos dice estar en presencia de un individuo motivado por la obtención de información, por la lectura o el estudio; pero nada nos dice respecto de su capacidad de dar respuesta eficaz a los planteos no previstos. Muchos de estos casos son los que nos es dado observar en las personas víctimas de un adoctrinamiento por parte de personas a las que instituyen en lugares afectivos de privilegio y mismo también en los fanatismos. También deberá considerarse que cuanto mayor sea el bagaje informativo,, lo que se denomina en neurociencias, reserva cognitiva, mayor será la capacidad de actuar inteligentemente de manera eficaz.
Lo cierto es que cualquier edad es propicia para acrecentar y desarrollar la inteligencia, sólo es necesario desafiar nuestro cerebro, plantearle problemas, exigirle soluciones, enfrentarlo con situaciones nuevas, idiomas y relaciones diferentes, ideas novedosas, en fin, circunstancias que involucren la necesidad de pensar por nosotros mismos y aprender. Experiencias realizadas con mamíferos, aplicables a seres humanos, han demostrado que los sujetos. desarrollados en los llamados ambientes enriquecidos, es decir aquellos ricos en estímulos sensoriales, intelectuales, sociales, terminan desarrollando mayores y más numerosas habilidades y capacidades que los controles. Y esto resulta más evidente cuando estos individuos, que sirven de control en la experiencia, además de desarrollarse en un ambiente pobre de estímulos se desenvuelven en un ambito de aislamiento social. Los resultados obtenidos mediante la utilización de ambientes enriquecidos son más sorprendentes y alentadores cuanto más precozmente se implementan en la vida del sujeto. Durante su administración, el presidente Clinton, destinó centenas de millones de dolares para desarrollar la educación prescolar a partir de los 3 años convirtiéndola en una política de estado .No sólo de pan vive el hombre, aunque una buena nutrición sea el piso base indispensable. La inteligencia es desarrollo y no un simple legado genético
No cabe duda, a partir de los hallazgos de las modernas neurociencias, que también en lo que respecta a la inteligencia,- una cualidad siempre atribuída a condiciones genéticas o heredadas- los factores medioambientales juegan un rol de definitoria y significativa importancia..Enfrentamos, entonces, una nueva versión de la antigua dilemática natura vs nurtura, para transformarla en síntesis. Esta vez de la mano de la ciencia podemos pronunciarnos contra esa conocida sentencia “Lo que Natura no da Salamanca no presta” y decir con cabal fundamento científico que Salamanca presta y que no sólo presta, sino que regala. Trabajemos para obtener sus recompensas…. Salamanca es generosa.
Dr. Norberto C. Smardeman
Profesor Extraordinario de la Universidad del Salvador, Magister en PsicoNeuroInmunoEndocrinológia, Psiquiatra – Psicoanalista.
Este artículo lo envió especialmente a la página web www.sabado100.com.ar.