Por Emilio Grande (h.).- La obra «Dios» de Lisandro Rodríguez (Buenos Aires) que amagaba con mostrar una mirada religiosa, a decir verdad es una profanación a la fe, al respeto de la religiosidad popular y a la Iglesia Católica como institución y mediadora entre Dios y el pueblo.
El Centro Cultural Municipal sala Sociedad Italiana anoche estuvo colmado de espectadores a quienes le entregaron un «pseudo-cancionero» (letras de canciones, imágenes de funcionarios nacionales, fragmentos de crónicas contestarias) muchos aprobaron la puesta en escena y otros tantos creyentes y ateos quedamos estupefactos.
La primera parte de la historia es una simulación abreviada de una misa católica con los momentos más importantes del ingreso, las lecturas (en algunos casos fueron tergiversadas), la ofrenda, el padrenuestro, el saludo de la paz, la comunión, ambientada con la actuación del coro que interpretó temas musicales conocidos, interactuando con el público.
Mientras se realizaba esta ceremonia con sus rituales, sobre el escenario se fueron montando obras de arte del artista León Ferrari (fue criticado por la Iglesia cuando Jorge Bergoglio era cardenal en 2004), destacándose imágenes de un templo, de la Virgen María y una gigante del Papa argentino, apareciendo en escena un hombre y una mujer desnudos que lo terminan abrazando, le colocan varios «pañuelos verdes» a la pareja humana (en referencia al aborto legal) y también le ponen otro pañuelo a la imagen de la Virgen…, invitando a los que quisieran a subir para recorrer la muestra.
Lisa y llanamente fue una provocación desmesurada a la fe cristiana, a la religiosidad de nuestro pueblo que en su mayoría es creyente, porque esta obra teatral más que religiosa es extremadamente profana.
¿Dónde quedó el respeto por las ideas, las convicciones, las expresiones de religiosidad popular? Constituye una grave ofensa a Dios, a la Virgen María, al papa Francisco (muy respetado en todo el mundo por su defensa a los pobres y propulsor de la cultura del encuentro) y para quienes tenemos fe católica, respetando al que piensa diferente, pero esta obra ¿sobrepasa los límites de la libertad de expresión («principio de ofensa»)?
En 1995-96 estudié Comunicación Social en la Universidad Gregoriana de Roma y uno de los cursos fue «Lectura crítica sobre cine» a cargo del profesor canadiense Lloyd Baugh, expresando que hay películas (se adapta para una obra de teatro) profanas con mensajes trascendentes y en cambio hay filmes religiosos que en realidad son profanos…
Se trata de una puesta militante a favor del aborto legal (ya fue expresado en otras obras de este FTR18) con un ataque feroz y desordenado a la Iglesia: si se aprobara el aborto en Argentina es legalizar un crimen sobre una vida que se está gestando que tiene rango constitucional y es reconocida por los profesionales del arte de curar…
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 21 de julio de 2018.