Por Virgilio Jiménez Grotter.- Ya se inició del Campeonato Mundial de Fútbol 2018, que en esta oportunidad se lleva a cabo en Rusia. Aunque sin duda el evento atrapa la opinión pública del mundo entero, el encuentro es también una buena oportunidad para analizar algunas características de ese país y de su política exterior, que hasta principios de la década del noventa llegó a compartir el rol de superpotencia junto a los Estados Unidos, y fue uno de los grandes protagonistas de la llamada Guerra Fría.
Recientemente Vladimir Putin asumió un nuevo período presidencial de seis años, luego de ocupar el poder por más de dos décadas, alternándose e intercambiando cargos con Dmitri Medvedev. El gobierno de Putin finalizará en el 2024, momento en el que se cumplirán veinticinco años dirigiendo los destinos de Rusia. Es decir, un cuarto de siglo detentando el poder.
Putin ha obtenido un amplio triunfo en las elecciones, lo cual demuestra un amplio apoyo al presidente pero también la utilización de un gran aparato de propaganda y la eliminación de cualquier alternativa o posible competencia. Esto abre ciertos interrogantes sobre la legitimidad de su liderazgo.
Con relación a la política interna, encontramos que Putin conduce al país apelando a la mano dura. Un ejemplo de ello son las personas detenidas por las masivas protestas que hubo en toda Rusia contra Putin, en rechazo de un nuevo mandato del líder ruso. Otro hecho que motivó las manifestaciones en contra de Putin ha sido (especialmente en los segmentos más jóvenes de la población) la censura que rige en el país, como ocurre en Internet.
Una característica de la política de Rusia es la corrupción generalizada en distintos estamentos del Estado, lo cual se ha transformado en uno de los ejes centrales de la campaña de la disidencia, la cual muchas veces es reprimida por el Gobierno, aún cuando no representan una amenaza real para el Estado.
En otro orden de cosas, Rusia atraviesa una importante crisis económica, en gran parte por las sanciones impuestas por occidente. Esto se traduce en dificultades que impiden llevar adelante proyectos de infraestructura, como el Oleoducto Nord Stream II, que perseguía como objetivo proveer petróleo a Alemania.
Rusia, a caballo entre Europa y Asia, cumple una función esencial en el suministro de energía a Europa. Esto representa un arma geopolítica de gran impacto ya que puede cortar el suministro de un modo arbitrario a los países de la Unión Europea, sus principales clientes.
Los problemas económicos han llevado además a la reducción de los gastos de defensa en un 20%, a pesar del despliegue militar que lleva a cabo en Siria (Rusia es uno de los principales aliados del régimen de Bashar al Asad).
En lo que respecta a la política exterior, Putin pretende establecer y reforzar el estatus de gran potencia. Su política va a dirigida a aumentar la influencia de Rusia en el mundo. La misma fuerza que utiliza puertas adentro, pretende aplicarla en el exterior.
Y Putin ha logrado en gran medida este objetivo de devolver a Rusia el poder de antaño. Algunos casos que podemos mencionar son cuando apeló al poder de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para paralizar, en los últimos dos años, todas las iniciativas occidentales sobre Siria.
Otro ejemplo de como Rusia trata de consolidar la influencia del país en el mundo es el caso de Crimea, cuando en el 2014 anexó esta región apelando al principio del Derecho Internacional de la autodeterminación de los pueblos, aunque en realidad la anexión sirvió a los intereses estratégicos del país y a la política interna.
Crimea formaba parte de Ucrania, cuyo gobierno rompió relaciones con Moscú. La anexión de Crimea sirvió fundamentalmente a los nacionalistas rusos quienes desde hacía tiempo tenían este objetivo. Además, en Sebastopol Rusia tiene una flota de guerra y desde allí se proyecta al Mediterráneo, lo que motivó que Putin decidiera anexar ese territorio y así mantener el control sobre el puerto militar.
Además de las sanciones impuestas por occidente como consecuencia de lo ocurrido en Crimea (sanciones que podrían ampliarse por el caso del intento de asesinato de un ex espía ruso en Londres, delito que fue atribuido a Moscú, a pesar de que no se logró confirmar el origen del veneno) Rusia fue expulsada del G7, el grupo de países más industrializados que integran Estados Unidos, Canadá, Francia, Italia y Gran Bretaña.
En el futuro inmediato Rusia será el centro de la atención por el acontecimiento futbolístico que hicimos mención al inicio de este artículo. Sin embargo, luego de analizar la actualidad de ese país, podemos concluir que Putin parece enrolarse en el realismo como corriente teórica de las relaciones internacionales, ya que pretende expandir la influencia de Rusia a nivel mundial y aumentar el prestigio nacional.
El papel de Rusia en Ucrania, Siria y en otros acontecimientos como las elecciones en Estados Unidos han logrado fortalecer a Putin, creando la sensación de que Rusia debe ser tomada en serio en su búsqueda de recuperar poder así como las ambiciones políticas que tuvo en otros tiempos.
Referencias bibliográficas: Ruiz Gonzalez, Francisco (2014), La seguridad europea: evolución, problemas y perspectivas. Instituto español de estudios estratégicos. Morghentau, Hans (1992), Política entre las naciones: la lucha por el poder y la paz. GEL. Buenos Aires. Clarín edición impresa, mundo. “Mas de 1600 detenidos en protestas en toda Rusia contra Putin”, 3/6/2018. www.bbc.com/mundo/noticias-internacional- 4 motivos por los que Rusia volvió a elegir a Putin como presidente, 19/3/2018. www.lanacion.com.ar/2090032-poderio-ante-los-ojos-del-mundo-Putin-relanza-la-ambición-de-Rusia. 10/12/2017.
El autor es licenciado en Relaciones Internacionales. Abogado.Docente de Abogacía de la UCSE DAR, y de Abogacía y de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la UCSF. Colaborador con el Observatorio de Política Internacional de la UCSF. Maestrando en Relaciones Internacionales UCSF.