¿Por qué avanza la fuerza Cambiemos?

Por Emilio Grande (h.).- Más allá de los gustos personales y las lógicas discusiones ideológicas, el novato partido político Cambiemos viene creciendo de menos a más en el mapa electoral argentino, que se impuso en las últimas tres elecciones nacionales: 2015 y las dos de este año: PASO y generales.
El estratega de esta novedad política es Mauricio Macri, quien viene haciendo una experiencia histórica: comenzó su popularidad siendo presidente de Boca, luego diputado nacional, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires para llegar a presidente de la Nación. Y con los resultados del domingo último (se impuso en 13 distritos), abren la chance para la probable reelección dentro de dos años: está a tres puntos de ganar en primera vuelta y evitar el balotaje.
También tiene «olfato» para elegir a los candidatos en otros distritos como Vidal y Bullrich en provincia de Buenos Aires, Rodríguez Larreta y Carrió en Capital Federal, Baldassi en Córdoba, Cantard en Santa Fe, entre otros.
Sin embargo, los problemas de fondo de la Argentina todavía no se solucionaron y la sociedad en su conjunto debe reclamar por reformas política, económica, impositiva, laboral, educativa, judicial, entre otras, y también obras de infraestructura como autopistas, vías férreas y canalizaciones para evitar nuevas inundaciones (sin olvidar el contexto del cambio climático), y así salir del atraso del populismo kirchnerista durante 12 años que produjo corrupción, pobreza, inseguridad y narcotráfico.
A decir verdad, Cristina sigue los pasos de Menem no solamente en términos políticos sino también judicial, pasando de tener todo el poder temporal al futuro ostracismo político. El justicialismo no puede quedarse con una mirada setentista de la política y debe apostar a su renovación con la apertura a nuevos dirigentes que vienen emergiendo, de lo contrario seguirá cosechando otras derrotas…
En el plano provincial, también ganó Cambiemos por 13 puntos y revirtió la exigua diferencia de las PASO de agosto, relegando al cristinista Rossi, quien se creyó que iba a retener los votos de Rodenas. No hay que olvidar que el Chivo Rossi había peleado en la década de los 80 contra la vieja dirigencia peronista de los Vernet, Revigilio, Vanrell.
Otro elemento a tener en cuenta es la estrepitosa caída del socialismo que viene gobernando la Provincia desde hace una década. ¿Será por el desgaste acumulado de la función pública, ilusorias promesas de cambio incumplidas (obras contra las inundaciones en la zona, el acueducto para Rafaela) o también hay un cierto hartazgo con los socialistas?
A nivel local, Cambiemos amplió la diferencia cosechada hace más de dos meses para alcanzar la cifra histórica con más del 60% de los votos, metiendo cuatro concejales y la aparición del joven Viotti quien tiene un futuro inestimable; solamente el oficialismo salvó la ropa con un solo escaño (Muriel, delfín de Castellano), sumado a la ¿terminación de la carrera política de Enrico?¿Por qué Perotti no hizo campaña?
Con todo el aparato municipal a su favor, no es garantía de un triunfo electoral y la gente está disconforme con la manera de gestionar, escuchando poco su reclamos. Como ejemplo, hace años que el tránsito es una materia pendiente: excesivos cordones amarillos, ampliación del estacionamiento medido (varios funcionarios estacionan en calles donde no cobran), estacionar en ambas manos del microcentro con «cuellos de botella» en Maipú-Sarmiento y Pellegrini-Alem, la construcción de sendas peatonales en cuenta gotas…
Los ganadores en los tres niveles no tienen que caer en la soberbia que nada y nadie los detendrá en el poder; hoy sonríen, mañana pueden terminar igual o peor que los perdedores del domingo pasado…

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 29/10/2017.

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