Francia y la Unión Europea respiran con el triunfo de Macron

Por Asbel López.- El centrista Emmanuel Macron se convirtió en el presidente más joven de la historia de Francia al ganar este domingo la segunda vuelta de las presidenciales con un 66,06 por ciento de los votos, por encima de Marine Le Pen, la candidata presidencial del partido de extrema derecha Frente Nacional, quien obtuvo un 33,94 por ciento de los sufragios.
La victoria del nuevo presidente francés, quien cumplirá 40 años en diciembre, le da algo de aire a Francia y a la Unión Europea (UE), que se ha visto debilitada tras el surgimiento de partidos ultraderechistas y por el triunfo del referendo en el que los británicos votaron a favor del brexit (la salida del Reino Unido del bloque).
En Francia, para millones de electores es un motivo de esperanza que Macron haya derrotado a la candidata ultraderechista por más de 30 puntos. También es un alivio que su rival de 48 años se haya ubicado lejos del 40 por ciento de los votos que vaticinaban algunos.
Los franceses escucharon por primera vez el nombre de Macron hace dos años cuando entró al gabinete del presidente francés, François Hollande, como ministro de Economía después de haber sido su consejero económico.
El candidato centrista, liberal y proeuropeo creó su movimiento ¡En Marcha! hace escasamente un año. Nunca antes se había presentado a una elección.
La carrera del joven prodigio de la política francesa es fulgurante, tanto que la prensa alemana lo apoda ‘el Obama francés’.
La victoria de Macron es neta y espectacular. Pero es un triunfo que tendrá que consolidar en las legislativas de junio, pues no hay que pasar por alto que 11 millones de electores votaron por el Frente Nacional, un partido xenófobo, nacionalista, antiinmigración y antieuropeo que logró este domingo el mejor resultado de su historia.
En 2002, el Frente Nacional obtuvo menos del 18 por ciento de los votos cuando Jean-Marie Le Pen, padre de la candidata, disputó la segunda vuelta con el conservador Jacques Chirac.
En la vecina Alemania, las intenciones de voto para el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD) no sobrepasan el ocho por ciento en las elecciones federales de septiembre.

Traspaso de mando en Francia se hará el domingo
El traspaso de poderes entre el presidente saliente de Francia François Hollande y su sucesor Emmanuel Macron será el próximo domingo, el día en que expira el actual período de gobierno.
Hay otros datos que muestran la fragilidad del triunfo de Macron. Por ejemplo, el nivel de abstención, de entre 25 por ciento y 27 por ciento, fue más elevado que en la primera vuelta. Desde 1969 no se registraba una abstención más fuerte en la segunda vuelta que en la primera.
Otro dato inquietante para el presidente electo es el número de votos en blanco y nulos, pues representaron cerca del 12 por ciento, cifra que también marca un récord desde 1969. Esto quiere decir que unos 16 millones de electores no lo apoyaron.
Millones de franceses, cansados de votar sin convicción, consideraron que la segunda vuelta era como decidir “entre la peste y el cólera”. Por eso dieron la espalda al soldado Macron sin importarles correr el riesgo de que una ultraderechista llegara al Palacio del Elíseo. “Macron fue elegido sin ganas ni entusiasmo”, concluyó un vocero de la derecha.
La primera vuelta había mostrado un país fracturado. El pasado 23 de abril, en efecto, cuatro candidatos se ubicaron en torno al 20 por ciento de los votos.
Macron obtuvo el 23 por ciento; Le Pen, el 21 por ciento; el candidato de la derecha, François Fillon, el 20 por ciento, y el candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, el 19,7 por ciento.
Esto deja claro que hay un país dividido en cuatro, en el que la mitad de los electores desean cambios radicales: los millones que votaron por la candidata antisistema y ultraderechista, y los millones que votaron por Mélenchon.
Quince días después, estas divisiones no se han esfumado, pues un tercio de los electores no apoyaron a Macron. De ahí que, en su primer discurso como presidente electo, declarara: “Combatiré las divisiones que nos lastran”.
No es claro, sin embargo, cómo emprenderá ese inmenso reto. Si no obtiene una clara mayoría en las legislativas dentro de un mes, Macron no podrá llevar a cabo su ambicioso proyecto de reformas.
Para gobernar, no podrá apoyarse en el Partido Socialista, ya que este estalló en mil pedazos, pues Hollande tuvo que renunciar a buscar la reelección a causa de su pésima popularidad y el candidato oficial del partido, Benoît Hamon, no alcanzó ni siquiera el siete por ciento en la primera vuelta.
Además, los electores de la derecha difícilmente respaldarán a Macron porque siguen amargados por la derrota de su candidato, favorito hace unos meses antes de verse envuelto en un escándalo de corrupción.
Entonces, ¿cómo hará Macron para gobernar un país ingobernable? “El macronismo es un optimismo”, resumió un editorialista.
Sin embargo, el nuevo presidente francés necesitará mucho más que optimismo para que esas fuerzas políticas no se anulen las unas a las otras, dejando al país dando vueltas y sin tomar ningún camino.

Fuente: www.eltiempo.com.

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