Por Emilio J. Grande.- En Estados Unidos la revista Forbes desde hace muchos años ha alcanzado notoriedad y aceptación universal al publicar anualmente el ranking de los empresarios más ricos del mundo. En varones ocupa el primer lugar Bill Gates, co-fundador de Microsoft, con una fortuna de 86 millones de dólares, mientras que en mujeres la más rica es Liliane Bettencourt, dueña del grupo L´Oreal, con 39.500 millones de dólares.
En el mundo con más de mil millones de dólares aumentaron: hoy hay 2.043 multimillonarios, de ellos 545 son norteamericanos, chinos 319, alemanes 114, indios 101 y rusos 96. Donald Trump ocupa el puesto 544 con 3.500 millones.
La revista Fortune informa que en la Argentina la lista la encabeza Alejandro Bulgheroni, que ocupa el puesto 581 cuya fortuna asciende 3.300 millones de dólares, que amasó con la empresa de petróleo y gas Bridas Corporation, más los aportes de establecimientos agropecuarios y grupos financieros. En segundo puesto se ubica Eduardo Eurnekian (2.300 millones) de variada actividad, la principal como concesionario de aeropuertos; le siguen Alberto Roemmers (2.000 millones) dueño de famosos laboratorios, Gregorio Pérez Companc (1.530 millones), Jorge Brito (1.300 millones) presidente del Banco Macro, Eduardo Costantini (1.000 millones) con negocios inmobiliarios y Marcos Galperin (1.000 millones) fundador de Mercado Libre, plataforma del comercio electrónico más reconocido de América Latina.
BULGHERONI Y RAFAELA
De todos los multimillonarios en dólares de la Argentina, seguramente el único que tuvo relación con Rafaela fue Alejandro Bulgheroni, quien con su hermano Carlos, fallecido a los 71 años en setiembre de 2016, fueron dueños del Banco del Interior y Buenos Aires, con sede central en Capital Federal y 40 sucursales en el interior; la de nuestra ciudad ubicada en la esquina de 25 de Mayo y Moreno, frente al edificio de la sede del Correo.
Después de varios años de actividad muy rentable, ese banco fue perdiendo aire hasta caer en crisis y finalmente quebrar, situación que trascendió al público y determinó que diariamente en número creciente muchos clientes para conocer la situación se dirigieran al gerente Jorge Alberto “Quito” Sacripanti, rafaelino él, deportista y persona de muy buena imagen en la ciudad. Entre esos preocupados depositantes figuró quien esto escribe.
Para calmar nuestra preocupación, Sacripanti nos mostró una hoja fechada en esos días con la nómina de instituciones de crédito; en la lista que superaba el centenar, el Banco del Interior y Buenos Aires figuraba en el 9° lugar.
Pocos meses después de aquella entrevista, sede central y todas las sucursales, sin aviso previo, bajaron las persianas el 20 de mayo de 1990 (se había inaugurado el 2 de diciembre de 1968).
Los depósitos en dólares sumaban 1.500 millones en la sucursal rafaelina. Los titulares de esos plazos fijos no cobraron ni 5 centavos. En cambio, los depositantes en pesos con garantía del Banco Central iniciaron juicios y cobraron 10 años después.
¿PODRIA REDUCIRSE
LA POBREZA?
De los multimillonarios de dólares a veces trascienden donaciones importantes, pero demos vuelo a la imaginación y pensemos que un día, en un rapto de arrepentimiento esos poderosos formen un club para reducir a la mínima expresión el flagelo de la pobreza y hagan desaparecer de esa situación angustiante el escándalo de decenas de millones de seres humanos que anualmente mueren de hambre.
Fuente: diario La Opinión, 30 de marzo de 2017.