Un investigador del Inta estudió durante diez años el tema de la lluvia y las inundaciones en la zona núcleo sojera, donde son cada vez más frecuentes las inundaciones prolongadas que además de anegar los campos, incomunican a los pequeños pueblos. Halló que el monocultivo es la principal causa de las inundaciones: en la década del 70 la napa freática estaba a 14 metros de profundidad, hoy en algunos sectores de la región está a medio metro. Se necesita un cambio radical del sistema productivo.
Las lluvias han provocado que Santa Fe y Córdoba tengan buena parte de su territorio bajo agua, tierras que además tiene un denominador común: la soja. Un investigador del INTA hace diez años viene comparando cifras, estadísticas y datos que le mostraron un panorama desolador de cómo la soja ha dañado nuestra tierra: la napa freática en los años 70 estaba a 14 metros de profundidad, hoy hay sectores en donde ha subido a 50 centímetros. El modelo productivo es la principal causa de la casi nula capacidad de absorción que tiene la tierra en este territorio exprimido por la soja.
Nicolás Bertrám es ingeniero e investigador del Inta de Marcos Juárez. Hace una década que viene estudiando el fenómeno de las inundaciones en la zona núcleo, inundaciones que se hacen más regulares y frecuentes, y cada vez más violentas en términos de consecuencias para los habitantes de los pueblos. Rutas cortadas, caminos rurales intransitables y grandes extensiones de campo con agua, muchas veces estancada por meses. General Villegas en la provincia de Buenos Aires es un claro ejemplo de esto, donde hay pueblos que tienen agua desde hace un año. Allí la tierra perdió totalmente su capacidad de absorción.
Días atrás la provincia de Santa Fe debió soportar un fuerte temporal que dejó una gran extensión de tierra bajo agua. Bertram entendie que además de llover más, la tierra también presenta un problema absorción, en su investigación halló ciclos de mucha lluvia y otros de poca, pero en ambos la tierra se comportaba de un modo similar: cada vez le estaba costando más absorber el agua, por lo tanto llegó a la conclusión de que La Niña o El Niño si bien eran causas desencadenantes del problema hídrico había detrás un problema común: el monultivo de la soja.
“Había alguna polémica, hace algunos años atrás, de que estaba lloviendo más. Fuimos a ver si era cierto, si estos excesos hídricos se deben a que está lloviendo más. Nuestros estudios abarcan la zona de Marcos Juárez, sudeste de Córdoba, pero son extrapolables a muchas partes de la región pampeana y extra pampeana también. Vimos que para nuestra zona no está lloviendo más y que el factor que estaba determinando este ascenso de napas, o que tengamos la napas más cerca de la superficie, era que estábamos consumiendo menos agua que en otros momentos de la historia reciente”, comentó al diario Pausa Nicolás Bertram.
La naturaleza se comparta de la siguiente manera: cuando llueve las plantas toman ese agua para continuar con su desarrollo, cuando no necesitan más el agua, esta baja para la napa freática y de esta forma la napa sube. Se denomina capacidad buffer a esta regulación natural, que hoy gracias a la soja estaría dañada.
“Es totalmente diferente si vos tenés pasturas, pastizales y montes a que si en toda esa superficie tenés cultivos agrícolas con napas cerca. El ambiente no tiene capacidad buffer para regularlo. Antes tenías un monte que podía infiltrar, absorber, 300 milímetros por hora. Si se saca el actor principal que puede regular eso, se pierde la capacidad buffer. Al sacar el monte, la soja tiene una infiltración, en el mejor de los casos, de 30 milímetros la hora”, afirma Bertram.
El modelo productivo que adoptó la Argentina quiebra la regulación natural, el monocultivo con agrotóxicos le deja lugar a la deforestación y a la ganadería. En Córdoba en estos días se está debatiendo esto con la Ley de Bosques que el gobierno de esta provincia intentó modificar, y que tenía como propósito promover el desmonte químico para dejar el terreno preparado para la ganadería bovina. Los estudios de Bertram muestran resultados alarmantes y demuestran hasta qué punto la soja ha modificado la estructura de nuestro medio ambiente. En la década del 70, sostiene el investigador, la napa estaba a 14 metros de profundidad, hoy está a medio metro.
“Es un fenómeno que llegó para quedarse, excepto que tomemos otro camino respecto del consumo de agua. Consumir agua es poner pastura, poner dobles cultivos, forestar ambientes con mayor riesgo. Tenemos que poner especies vegetales que consuman por lo menos lo que está lloviendo en el año. Si no consumimos lo que llueve en el año, con una napa que está a 50 centímetros, esto nos va a traer dolores de cabeza todos los años, inclusive los años en que llueve menos de lo normal”.
Fuente: El Federal.