Por Emilio J. Grande.- El problema es mundial, originado por las emisiones con dióxido de carbono sin control. Cada uno lo vivió y lo vive en su patria chica. En nuestra ciudad de 135 años, los ciclones que registra su historia, antaño estuvieron separados por décadas. Hogaño las devastadoras tormentas se suceden en semanas o en días, con el récord reciente: dos en 48 horas que causaron destrozos millonarios.
El hombre es el gran responsable y ese hombre empezó a reconocer el mea culpa demasiado tarde, no más de 20 años atrás, y la búsqueda de solución siempre tropezó con el interés económico, principalmente de los grandes países industrializados. Una de las primeras cumbres se remonta a Kioto sin resultados a la vista, pero como los efectos del calentamiento de la Tierra llegó al extremo de generar el temor de una tragedia que se avecina, no por tsunamis sino naturalmente por el rápido crecimiento de océanos y mares que harán desaparecer las poblaciones costeras y sus puertos.
Por fin, los gobiernos de todos los continentes coincidieron en tomar el toro por las astas en la Cumbre del Clima en París, llegando a un acuerdo el 21 de diciembre de 2015 en la XXI Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático con el consenso de los representantes de 196 países, de mantener el crecimiento de la temperatura media del planeta muy debajo de los 2 grados respecto de los niveles preindustriales y el compromiso de multiplicar los esfuerzos para bajar a 1,5°C para fin de este siglo, como lo recomiendan científicos y expertos.
De no cumplirse lo acordado, la temperatura del globo terráqueo ascendería 2,7°C más. Fácil es imaginar lo que sucedería atentos a lo que ya sufrimos en la actualidad.
En París se acordó que al aplicarse el plan a partir del año 2020, con revisión cada cinco años, deberían invertirse 100.000 millones de dólares para ayudar a los países más pobres, de modo que estos también hagan su aporte para la reducción de gases de efecto invernadero.
La Argentina adhirió al acuerdo como integrante del grupo de países exportadores de petróleo que encabeza Estados Unidos. Dada su trascendencia, el gobierno de Mauricio Macri al problema que nos ocupa debe tratarlo con la seriedad y envergadura de política de Estado.
El temido cambio climático debe interesar a todos los sectores de la sociedad, responsabilidad que por su parte asumió el papa argentino Francisco, emitiendo la encíclica “Laudato si”, siguiendo la línea de sus antecesores Juan XXIII con “Pacem in terris” (1971); y sucesivamente revelaron la preocupación de la Iglesia Católica Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Y también se ocuparon otras iglesias y comunidades cristianas.
En la introducción de “Laudato si”, el papa Francisco manifiesta que “la Tierra que habitamos clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los dones que Dios ha puesto en ella; crecimos pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla”.
Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 8 de enero de 2017.