El viaje papal a Cuba y Estados Unidos

Se trata el editorial del programa «Sábado 100» que conduce Emilio Grande (h.) por radio Sol Rafaela (FM 90,9).- ¿Quién no ha visto, escuchado o leído declaraciones de Bergoglio con motivo de su nueva visita a dos países americanos, con repercusiones entre creyentes y no creyentes?
El papa Francisco se encontró con los cubanos en una emotiva misa en la Plaza de la Revolución, tras la cual acudió a visitar al líder Fidel Castro en su residencia de La Habana.
El Papa hizo un llamado a servir a los más frágiles y pidió por la paz en Colombia, ante la multitud había colmado la plaza. «Ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos», expresó.
Tres opositores fueron detenidos cuando comenzaron a gritar consignas contra el gobierno en momentos en que llegaba Francisco en el papamóvil. Uno de los reclamos fue que el Papa argentino no concedió una audiencia a los disidentes.
Francisco es reconocido por haber mediado secretamente en el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, dos enemigos de la Guerra Fría, pero conviene recordar que en 1998 ya había empezado el deshielo el papa Juan Pablo II al expresar públicamente que Cuba se abriera al mundo y que el mundo se abriera a Cuba.
Luego de estar en la isla caribeña, Francisco exhortó a los legisladores a hacer más por los migrantes que sufren, combatir el cambio climático y abolir la pena de muerte en el mundo, en un inédito discurso ante el Congreso de Estados Unidos.
En un país que practica varias ejecuciones al año, con el apoyo de una mayoría de legisladores, el papa retomó su llamado a «la abolición mundial de la pena de muerte». El pontífice pidió «acciones valientes» ante el cambio climático, un tema en el que coincide con el presidente Barack Obama, pero que divide a los legisladores. «Estoy convencido de que podemos marcar la diferencia y no tengo alguna duda de que los Estados Unidos y este Congreso están llamados a tener un papel importante», expresó, quien se refirió a la necesidad de implementar lo que denominó una «cultura del cuidado».
Para este Papa «hijo de inmigrantes», la crisis de refugiados «sin precedentes desde la II Guerra Mundial» y el drama de los inmigrantes en el continente americano representan «grandes desafíos y decisiones difíciles» que requieren una respuesta «justa y fraterna» de los gobernantes. Evocó a Abraham Lincoln, Martin Luther King, Dorothy Day y Thomas Merton. «La familia está amenazada quizá como nunca antes», destacó Francisco.
Ante la Asamblea General de la ONU, Francisco cuestionó a los organismos financieros han de velar por la no sumisión asfixiante de los países a sistemas crediticios, habló sobre el cambio climático, el narcotráfico y la corrupción y pidió la «total prohibición» de las armas nucleares.

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