«Esta catástrofe ambiental no se da por un fenómeno natural»

Por Emilio Grande (h.).- Frente al desastre natural de las inundaciones que está produciendo en varias regiones del país, opina el ambientalista, docente de la Universidad Nacional de Rosario e integrante del Pensamiento Ambiental Latinoamericano Carlos Galano, quien reside en Villa Constitución, problemática que se debe contextualizar en un proceso más complejo, durante una entrevista en el programa «Sábado 100» en radio Sol Rafaela (FM 90,9).

-¿Cuál es la reflexión sobre estos desastres naturales de inundaciones y el impacto que tiene el ser humano al contaminar y deforestar?

-El tema ambiental se ha hecho visible a partir de 1972 cuando se hace la primera cumbre mundial en Estocolmo y el mismo un grupo de empresarios que formaban el Club de Roma emiten un documento sobre los límites del crecimiento: si el modelo productivo, económico, consumista sigue así el mundo va a la catástrofe. A pesar de otras cumbres mundiales, llegamos a un momento con esta catástrofe ambiental pero no es un fenómeno natural, está acelerado por el aumento de los gases del efecto invernadero porque el modelo de producción consume mucha energía y después de utilizarla la degrada como efecto de calor al ambiente, cambiando los vientos, el sistema de lluvias, se producen desertificaciones, el aumento del calor. Es el modelo de producción concentrado que acumula la riqueza como dice el papa Francisco: el problema no es la pobreza sino la riqueza. En el ámbito agrario reformula la territorialidad, desterritorializando el paisaje que conocíamos con el modelo de producción de soja transgénica, en la década de los 90 en la Argentina se reformularon los ciclos agrarios rotativos diversos, se planteó un modelo de cultivo en la siembra directa, en el desmonte, en el crecimiento de la desertificación y el uso creciente de la agua dulce. Por ejemplo, la provincia de Córdoba tenía 17 millones de ha de bosque nativo y hoy le quedan 500.000 ha, en la provincia de Santa Fe teníamos todo el norte con los bosques chaqueños y los bajos submeridionales que hacían de cuenca esponja, todo esto ha desaparecido. La sojización ha cambiado los sistemas de escurrimientos superficiales. No solamente enferma a los ecosistemas naturales sino también enferma la salud de la persona. El capital inmobiliario ha producido un desarrollo urbano ocupando territorios de humedales.

-Los políticos piensan en la coyuntura, ¿hay alguno que avizore soluciones de fondo?

-Ninguno. Unos amigos de la Universidad de Córdoba me enviaron un documento firmado por el Gobernador (De la Sota) para ayudar a los que tuvieron problemas, que son miles, con un subsidio de resarcimiento por las pérdidas que han tenido y deben firmar un acta documento, diciendo que ellos aceptan que el problema que produjo el deterioro, inconveniente y el drama que existe es el de un tsunami natural, pero no dicen que es un modelo productivo, de una visión mecanicista del mundo, que ignora los límites biofísicos de la vida, de la naturaleza y de la propia cultura. También las universidades no han dado una alerta de voz suficiente y los grandes medios de comunicación han ocultado sistemáticamente este problema. Esa promesa falsa de un desarrollo infinito que nos ofrece este modelo agrario de la sojización es inviable porque se va a desarrollar en un mundo que es finito.

-¿Qué hacer al respeto, se puede salir a la palestra y cuáles son las alternativas?

-Primero con un debate franco para desmontar las mistificaciones que hay a lo que llamamos la importancia del desarrollo de los viejos modelos agrarios, la sojización ha ocupado la pampa gringa como llamó Pedroni (José, poeta de Esperanza), donde se arrojaron en el ciclo de la campaña pasada casi 800 millones de litros de glifosato, un verdadero veneno para la tierra y también para la salud humana, ya que lo hemos comprobado en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, donde el doctor Andrés Carrasco (murió hace 2 años) era el más importante investigador de la problemática del impacto del glifosato sobre la salud humana, que produce cáncer, infertilidad, acelera los procesos de alzheimer y cambia la embriología. La ciencia desconoce la interacción, la complejidad, las relaciones, el diálogo de saberes, la espiritualidad de los pueblos originarios; la explotación de la tierra si está atada a la economía neoliberal de esta racionalidad, en la que Francis Bacon, uno de los padres fundadores de este modelo liberal, dijo que la naturaleza es una prostituta y hay que explotarla…

-¿Hay que hacer un cambio cultural y moral?

-Simultáneamente hay que hacer una revolución cultural y moral. El teólogo brasileño Frei Betto, editor de la revista Adital, alerta sobre la reacción conservadora contra todas las políticas diferentes que está generando Francisco, acusándolo como un papa comunista, porque entre otras ha dicho que «el dinero es el estiércol del diablo»; el becerro de oro, esa concentración del dinero que por ejemplo hace que 220 personas en el mundo tengan tanta riqueza como 4.500 millones de habitantes. El Papa también dijo que estamos en la cuaresma, tenemos que pedir perdón, pero si no se resuelve este problema no va a ser perdonado, los grandes empresarios, entre ellos el modelo productivo sojero, pagan en negro y es un pecado gravísimo.

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