Por Emilio J. Grande.- Mi padre, don Antonio, cuando yo era pequeño me inculcó muy saludables consejos, uno decía: «cuando quieras poner un clavo en madera dura, lo lograrás con muchos martillazos.» Es lo que estoy haciendo con referencia al Centro de Radioterapia.
Eso explica mi reiteración acaso un tanto cansadora, pero que se justifica y toma mayor vuelo en este presente al haber nacido en las últimas semanas un movimiento que no dudamos crecerá en volumen y acción.
La nota publicada en este diario el 25 de Mayo pasado con la entrevista de mi hijo Emilito al doctor Jorge Sar -uno de los propietarios de los centros de radioterapia de Río IV y San Francisco- hizo que visitaran el de la vecina ciudad cordobesa nuestros concejales Hugo Menossi y Lalo Bonino, quienes regresaron sumamente entusiasmados por varias razones, porque si en San Francisco con una menor población se autofinancia con 30-35 enfermos tratados mensualmente, dijo el doctor Sar: «será más factible en Rafaela con la atención de 40-45 enfermos», quien agregó además -lo que sigue es muy importante- su interés en asociarse al anhelado centro de Rafaela con su experiencia -léase lo que sigue detenidamente- aportaría un acelerador lineal de los que están instalados en Río IV.
Los ediles Bonino y Menossi también comprobaron que, dando un rotundo mentís a lo que el ministro de Salud de Santa Fe doctor Mario Drissun quien opinara negativamente contra la instalación y funcionamiento de tal servicio, porque era inviable en una ciudad como Rafaela. En cambio tenía razón el desaparecido Jorge Obeid quien en 2006 a poco de finalizar su mandato dejó listo el llamado a licitación que dejara caer su sucesor Hermes Binner (nacido en Rafaela) y que tampoco le interesó al actual Gobernador.
Esta demostración de los cordobeses que «si se quiere, se puede», no dudamos que tocará la sensibilidad del gobernador Bonfatti, del intendente Castellano, del diputado nacional Perotti y de los legisladores provinciales rafaelinos Calvo, Mirabella y Cristiani, para encarar un proyecto serio y responsable de modo que en un futuro no tan lejano tengamos que quitar del pie de la página 2 de La Opinión el espacio permanente que reza: «Rafaela espera por el Centro de Radioterapia».
A nuestro intendente y al diputado nacional -que a este muchos califican como el más eficiente de los legisladores rafaelinos que ocuparon una banca en el Congreso de la Nación- que dada su buena relación con el gobierno de Cristina obtuvieron mucho dinero para distintas obras, deberían gestionar un monto para el Centro de Radioterapia. Muy agradecida debe estar Rafaela por la repavimentación del autódromo, la construcción de la pista de skate, la escuela de música, el nuevo edificio del Instituto del Profesorado, la obra de museos en el ex Mercado y ex Estación de Ómnibus, el Festival de Teatro, el ensanche de la ruta 34 en la planta urbana, por todo lo cual se invirtieron más de 80 millones de pesos, pero de todos esos emprendimientos debió ser prioritario el Centro de Radioterapia que con 16 o 20 millones de pesos se hubiera aportado un servicio invalorable a favor de la salud, tan necesaria para disfrutar de las carreras de autos, asistir al teatro, visitar museos, facilitar el egreso de profesionales de varias disciplinas.
De todos modos, lo más importante es que en los últimos 20 años de acciones y suspiros fallidos para dotar a Rafaela de tan ansiado servicio de salud para combatir una enfermedad tan temida pensamos, de darse ciertas condiciones de entendimiento, debería encararse la obra con una comisión mixta, con actores del oficialismo, la oposición y del sector privado, este que si advirtiera que quienes nos gobiernan actúan y toman la debida decisión política, se sumarían numerosos aportantes del empresariado, como lo hicieron en innumerables veces para concretar otros emprendimientos.
Parafraseando a Ortega y Gasset que dijo «argentinos a las cosas», para lo que nos ocupa y preocupa, «rafaelinos a las cosas».