Por Adan Costa.- Uno de los tantos puntales de este ovillo que hoy es madeja en la disputa por el Parque Alberdi es el perfil formativo diseñado en la Universidad en Santa Fe. El estudiante que por obra de la suerte de cuna, llega con todas sus ganas y anhelos por formarse, es poco consciente del grado de colonización pedagógica y cultural en el cual está inmerso desde hace décadas.
Sólo se lo forma y prepara para rendir y aprobar materias, se los alienta en forma persistente a que orienten sus deseos electorales en formato monocolor, pero nunca para pensar en términos de una comunidad justa e inclusiva desde lo social.
Cito el caso de los abogados, que, en este caso, es el que tengo más a mano. En la ciudad de Santa Fe existen, por lo menos en un dato a mano alzada, unos cuatro mil abogados ejerciendo su profesión liberal.
¿Sabrá la ciudadanía santafesina cuántos de ellos estamos reunidos en asamblea defendiendo la dignidad e integridad de quienes exponen sus cuerpos día y noche en defensa de lo público?
Le ahorro la investigación de campo. No superamos los dedos de una sola mano, la izquierda, para una mayor abundancia informativa.
Pero ese no sería sólo el problema. Ni abarca, desde luego sólo a los abogados, a los cuales los utilizo como insigne botón de muestra. Que la formación de grado tenga este perfil, contribuye bastante poco a generar conciencia crítica ciudadana sobre el territorio de lo público, por lo que las disputas de naturaleza política, tal el caso del Parque Alberdi son acompañadas casi de soslayo o con cierta curiosidad, en el mejor de los supuestos.
Y en estas disputas políticas, es menos visible aún, incluso en sectores bien informados, son los paradigmas de política pública que se ponen en juego detrás de los posicionamientos de los discursos oficiales del gobierno comunal.
Que un espacio público sea malsanamente rifado a los intereses económicos es tan grave, tanto como un modelo de ciudad cuyo centro comercial sea su ombligo, pero en embudo, que se deglute la mayoría de las inversiones públicas, y desde luego las privadas. En este paradigma importa realmente poco lo invisible estructural. Importa poco la salud, los espacios verdes, los playones cementeros con delgado sentido social, el saneamiento ambiental en serio, la sonrisa ancha de los niños pobres del cordón oeste de la ciudad.
Son éstas, y no sólo el pulmón verde céntrico, las disputas que están verdaderamente en juego cuando hablamos de la defensa de «lo público». Hoy los poderes políticos y económicos están siendo duramente interpelados por una asamblea de ciudadanos que estamos resistiendo, en paz, con alegría, con arte, con el cuerpo y con una convicción popular muy pocas veces vista por esta ciudad bien acostumbrada a las largas siestas de las conciencias.
Y si me apuran un poco, echo manos al recurso de la Historia, y me remonto casi hasta a la Revolución de los Siete Jefes, donde los mancebos de la tierra acorralaron al conquistador español. Pero bueno, me fui mucho en el tiempo, casi, hasta el primero de junio de 1580. Igualmente creo que vale el recordatorio de la efeméride, pues el sentido emancipador es exactamente el mismo.-
El autor es Abogado – Comisión Jurídica – Asamblea Por la Defensa de Lo Público – Parque Alberdi – Ciudad de Santa Fe – República Argentina