Por Emilio Grande (h.).- El domingo 14 de octubre de 1945 se habilitó la plaza Cristóbal Colón en un terreno donado por Dominga Grande de Tosco a la Municipalidad, congregando a las autoridades locales, delegaciones de escolares y numeroso público. La bendición estuvo a cargo de Emilio Cerdán, párroco de San Rafael. También se inauguró el destacamento de Policía.
El ingeniero Eros Faraudello habló en nombre del Municipio, destacando la importancia de esta obra para el sector norte de la ciudad. “Si bien ahora nos rodea el campo en casi todas las direcciones, el ritmo pujante de la ciudad pronto llegará con su progreso a rodearla con el alegre rosario de las casas obreras; entonces, su verdadera misión de pulmón ciudadano se verá cumplida”.
“Participar de estas alegrías -continuó- será el premio que reciba la donante del terreno en que ha sido donada esta plaza, doña Dominga, cuyo gesto, factor de progreso, hizo factible la obra y a quien en nombre de la Municipalidad de Rafaela quiero agradecer con estas palabras. Quién otra habría de tener tal gesto, sino quien vivió tantos años en el barrio y que tan cerca de la naturaleza deslizó los años de su vida”.
Por la escuela Colón lo hizo Irma Ribles de Bielza: «Este barrio ve cumplidos sus anhelos y hecha realidad la esperanza de contar con una plaza, donde la mano de la naturaleza sabrá salpicar con su gama de colores, las flores, las plantas, los pájaros que acudirán aquí a refugiar sus nidos (…) Esta plaza mantendrá latente la hazaña del marino (por Cristóbal Colón) para recordarnos por los siglos de los siglos que su voluntad, su estudio son factores que nos escoltarán en el curso de nuestra existencia».
Y agregó: “Vecinos del Villa Dominga aquí tenéis a vuestra plaza, cuidadla y amadla como si fuera vuestro propio jardín. Madres, enseñad a vuestros hijos a respetar y querer todo lo que en ella hay, permitidles que ellos vengan hasta aquí a jugar, a correr y a pasar las horas de dicha más hermosas de la niñez, pero tened a la vez presente el inculcarles a no destrozar lo bello, sino a engrandecer lo bueno y a andar por el camino de la paz, que es lo que lleva a los hombres a ser grandes y a las mujeres santas”.

Dominga Grande de Tosco.
Seguidamente se hizo entrega de un ramo de flores a la donante del predio, diciendo unas palabras Juana Capella: «Recibid en estas flores doña Dominga Grande de Tosco el eterno cariño del barrio. (…) Hemos venido soñando con elevar el nivel cultural, social y de modernismo indispensable para hacer del antiguo barrio de la Feria un centro de convivencia tranquila y respetable, dentro del dinamismo que requiere hoy la marcha ascendente del porvenir de Rafaela».
Las gestiones de este espacio público fueron iniciadas durante la intendencia de Octavio J. Zóbboli, pero su concreción se produjo durante la gestión municipal de Raúl Dutruel.
En el lugar hay un monolito con la placa que dice: “El terreno ocupado por esta plaza ha sido donado por la señora Dominga Grande de Tosco. Comisión vecinal, barrio Villa Dominga, 14/10/1945”.
Barrio populoso
A decir verdad, no se equivocaron quienes hablaron en el recordado acto hace 80 años en el predio ubicado entre las calles Jaime Ferré, Ciudad de Esperanza, Edison y Güemes de este populoso barrio poblado de gente trabajadora.
La plaza Colón está embellecida por una heterogénea arboleda, rodeada por lugares públicos muy concurridos como la escuela Paul Harris, la parroquia San Pedro, la Casa del Adolescente, entre otros.
Hay que valorar y destacar el gesto que tuvo doña Dominga porque no solamente donó el terreno para la plaza sino también el predio para la construcción del templo San Pedro y colaboró con el Club Sportivo Norte.
En lo personal esta sencilla mujer tiene una relación familiar muy cercana porque era la tía de mi papá Mito. Era vecina del sector mencionado y por sus gestos altruistas se impuso el nombre de barrio Villa Dominga.
Recientemente, la Municipalidad de Rafaela concluyó los trabajos de colocación del nuevo mangrullo amazonas en la plaza Colón, en el marco del plan integral de mejoras que alcanza a 22 plazas de la ciudad. El juego, que ya se encuentra habilitado, cuenta con toboganes, tubos, trepadores, palestra y capacidad para 16 niños de manera simultánea. Además, se instalaron dos tubos de gateo para los más pequeños y dos motos resortes de agua, completando así una propuesta recreativa pensada para todas las edades.
Fuentes: La Opinión, 1945, en la Biblioteca Nacional, Buenos Aires; La Opinión, revista 50 años, 1971.