Por Emilio Grande (h.).- Entre el sábado 4 y el lunes 6 de octubre, Roberto Almada brindó cinco charlas a distintos públicos en nuestra ciudad, organizadas por el Movimiento de los Focolares de Rafaela. El visitante es médico psiquiatra, psicoterapeuta en logoterapia, doctor en filosofía y sacerdote que vive la espiritualidad de los focolares.
Nacido en Rosario hace 69 años, donde estudió medicina, realizó un doctorado en Filosofía en la Pontificia Universidad Santa Croce de Roma, ciudad en la que vivió 20 años (1999-2010 y 2014-2024) y actualmente está radicado en la ciudad de Buenos Aires, teniendo la coordinación del cono sur del citado movimiento.

Publicó dos libros este año: “#Desafío Parejas: acompañando la aventura de vivir juntos” y “El cansancio de los buenos: la logoterapia como alternativa al desgaste profesional”, este último en coautoría con Gustavo Rodríguez Pintado, traducido al francés, italiano y portugués.
En el Sindicato de la Carne los temas desarrollados fueron “Cuando el amor se pone a prueba: caminos de esperanza” para las parejas; “Puentes y no muros: ¿cómo entrar en sintonía con los jóvenes?” para docentes, padres y profesionales que se relacionan con las nuevas generaciones; y “Sé protagonista de tu vida: la clave está en tu decisión” para los jóvenes. También hubo una reunión de los focolares con la presencia de pares de Rosario en la vecina localidad de Lehmann y con los sacerdotes de la diócesis de Rafaela en forma bimodal (presencial y online) en el Colegio San José.

“En la charla para parejas fue importante la prevención frente a los problemas que pueden desembocar en crisis y terminar en separaciones o divorcios, de un amor que se va debilitando y perdiendo fuerza, trabajando algunos elementos significativos de que la pareja está necesitando un taller mecánico (risas), donde en el tablero del auto aparecen luces amarillas, entonces hay que parar y ver qué pasa”, graficó Almada, quien vino a Rafaela por primera vez, en una entrevista con este cronista.
Y agregó: “las luces amarillas pueden ser que se empiece a perder el sentimiento del amor, la pareja no se cuenta todo porque el otro no lo va a entender, discusiones; a veces funciona como una empresa en los primeros años para llevar a los chicos a la escuela, no se preguntan cómo están, sino para pagar los servicios y cómo hacer con las cuentas; se vuelve una sociedad empresarial y no una comunidad de amor, sumado a la pérdida del deseo sexual, las vidas en paralelo, dos personas que tienen actividades tan distintas y difícilmente se encuentran”.
-¿Cuál fue el enfoque con los docentes, padres y profesionales?
-Se centró en generar mayor empatía con la posibilidad de comprender la situación juvenil con el gran cambio de época que estamos viviendo en los niveles de la escuela, la familia y las tecnologías. El mundo de los adolescentes y los jóvenes es tan distinto que requiere detenerse y tratar de comprender, salir de la idea del juego de la soga de quien tira más fuerte, entendiendo que a veces hay que tirar, en otras aflojar y también empatar; nunca juzgar ni criticar a los jóvenes las emociones de un cerebro que está cambiando y hay mucha inestabilidad.
-¿De qué se trata el vacío existencial en los jóvenes?
-El vacío existencial es lo que llamamos la falta de sentido, la dificultad que tienen los jóvenes de encontrar un sentido a la existencia porque vivimos en una sociedad muy precaria, fanatizada y polarizada; en un ambiente así es difícil entender cuál es mi proyecto de vida y entonces trabajamos que se sale de ese vacío existencial, descubriendo lo único e irrepetible que cada uno tiene y me apasiona. También la idea del lastre porque todos tenemos algún peso que superar y desprender para viajar y poder elevarnos; en los jóvenes hay muchos lastres como las drogas, el juego compulsivo, la pornografía, que ellos comprenden porque tienen una constricción y obligatoriedad que lo hacen con poca libertad.

-¿Cuáles son los mayores problemas de la gente?
-Vivimos en una sociedad difícil que genera mucho cansancio. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han (residente en Alemania) habla de la sociedad del cansancio, demasiado autoexigente, generando una autoexigencia muy fuerte y esto hace que uno sea el principal tirano de sí mismo con la perfección, la competitividad, tener siempre éxito; son ideas matadoras para la vida humana. Hay que recobrar “el pájaro de los sueños”, que sería un lugar donde anida una interioridad serena, tranquila, gratuita, volver al ocio, al poder estar juntos sin ningún tipo de exigencias; anidar en la gratuidad me parece puede ser una salida para ese cansancio.
-En 2013 el obispo Miguel Hesayne decía que la sociedad argentina estaba enferma en todos los ambientes, ¿cómo analizas hoy la sociedad?
-No es solo la sociedad argentina, hay una gran polarización con sentimientos de fanatismo, si el que piensa distinto existe yo no existo y si lo aplasto yo existo; el sistema de insultos dentro de la política, generando broncas y rencores. Una sociedad que se detuvo en el odio y la contradicción, seguramente le va a ser difícil caminar porque para caminar hay que perdonar, quien perdona se libera y camina; son gestos de reconciliación y de perdón que difícilmente se den…
-¿Cómo se vive la espiritualidad de los focolares inspirada en su fundadora Chiara Lubich en 1943?
-Chiara Lubich subrayó del evangelio la unidad, no uniforme sino basada en la diversidad, como el dogma de la Santísima Trinidad, que tenemos los cristianos, son tres personas y un único Dios, unidas por el amor recíproco. Si lo trasladamos a la sociedad, podemos pensar en una vida fraterna, donde se respeten las diferencias y las diversidades, el amor una a la gente y como diría el papa Francisco una Iglesia y una sociedad poliédrica, donde cada faceta, color y forma tenga posibilidad de estar, pero en un marco de unidad. Hay que vivir cada día, buscando la cercanía con las personas, interesándose por ellas, tratando de comprender y decir una palabra, generando relaciones y vínculos que sean de valor.