¿Cuál es el sentido de la Navidad?

En el marco del espíritu navideño que vivimos se puede caer en la tentación que nos propone la sociedad del consumo de quedarnos anclados en los regalos solamente, compartir con familiares y amigos y comer y tomar más que otras veces.

Pero es solamente eso o hay algo más profundo en el sentido de esta Navidad en la que el hijo de Dios se hace hombre en una familia de Nazareth hace más de dos milenios. Es la presencia de Dios que viene a iluminar las realidades más dolorosas y oscuras de nuestras vidas.

Por eso el ángel del Señor les dijo a los pastores: “No teman porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: en la ciudad de David, les ha nacido un salvador, que es el Mesías, el Señor (…) encontrarán a un niño recién envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc. 2, 9-10).

Hay que dejarse iluminar con la estrella que nace en Belén para que la solidaridad y el amor nos hagan diferentes. Justamente, celebrar la Navidad es creer que la vida siempre tiene sentido y la muerte ha sido vencida con la luz de una nueva esperanza.

La Navidad debe ser una oportunidad para cuestionarnos sobre el sentido de la vida que está tan amenazada en nuestra sociedad de hoy con la niñez en riesgo desde el mismo momento de la concepción con varios proyectos a favor de la legalización del aborto en el Congreso, el abandono de las personas mayores que nos dieron la vida, la falta de ayuda a los jóvenes y desorientados, la necesidad de crear puestos estables de trabajo en lugar de planes y subsidios permanentes del Estado, como se vio reflejado en la última crisis policial-social.

El pesebre de Belén nos puede iluminar a discernir los interrogantes sobre el futuro, el sentido en definitiva de la vida eterna que solamente se encuentra en Dios. ¿Habrá un antes y después en nuestras vidas a partir de esta Navidad?

Como dice Fernando Teseyra en “La liturgia cotidiana”, “el aire navideño está presente en todos los rincones e interpela a cada uno para que viva en plenitud aquello que festeja. Es la familia santa de Nazaret, María, José y el Niño Jesús, cobijados por la pobreza de un establo, quienes hablan a la Iglesia y la sociedad desde la periferia”.

Vivimos un alocado mundo del consumo desenfrenado, el egoísmo y la indiferencia frente a tantos hermanos necesitados, enfrentamientos sociales, guerras sin sentido y el secularismo que le da la espalda al Dios creador, quien envió a su hijo Jesús, nació en un pesebre de Belén y todavía hoy nos sigue invitando a seguir convirtiéndonos de un corazón egoísta abierto a las necesidades del prójimo…

Nota: editorial del programa «Sábado 100» que conduce Emilio Grande (h.) en radio Sol Rafaela FM 90,9.

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